Emery, Kakuta, el palo y la zanahoria

El debut de Gael Kakuta ante el Levante fue uno de los más extraños que se recuerdan últimamente en el Sevilla. El extremo se acercó a la banda y los técnicos entendieron que pedía el cambio de botas. Sin embargo, el francés se marchó directamente a los vestuarios, ante el enfado monumental de Carcedo y la sorpresa de Martagón y los utilleros, que no entendían nada. Cuando parecía que iba a seguir, el jugador tomaba finalmente el camino hacia los vestuarios y entraba en su lugar Konoplyanka. Apenas había pasado media hora de partido y todo hacía indicar un problema físico.

Sin embargo, a la conclusión del choque, Emery desvelaba que Kakuta no estaba lesionado y que había pedido el cambio “porque no podía seguir”. Así, el técnico tiraba de la teoría del palo y la zanahoria. Por un lado, el vasco reconocía que el futbolista estaba entrenando bien y que tenía que ser un jugador importante. Por el otro, también mostraba su decepción, al pedirle una mayor exigencia, más allá del problema que tuvo, dejando entrever que necesita cambiar su actitud.
“Kakuta ha manifestado que no podía continuar. La verdad es que es una de las acciones de juego que no prevés, porque había estado entrenando a buen nivel durante la semana, parecía que se estaba incorporando, pero luego a nivel competitivo, hemos visto que todavía le falta. Kakuta tiene que ser un jugador importante. Entonces, más que allá de su problema por el que ha pedido el cambio está la exigencia. Necesitamos bastante más de su aportación. La paciencia, en el fútbol, va en el rendimiento inmediato. Está trabajando bien, pero necesitamos encontrar más”, fueron las palabras de Emery al respecto. No sería de extrañar que, tras todo esto, Kakuta tenga que volver a ganarse un sitio, incluso dentro de las convocatorias.