Los 10 vídeos que no te puedes perder de la final de Basilea

El sevillismo vivió este miércoles uno de esos días mágicos. El 18 de mayo quedará grabado con letras de oro en la historia del Sevilla, junto con el 10, el 16, el 14 y el 27. El equipo nervionense campeonó en Basilea, como ya lo había hecho antes en Eindhoven, Glasgow, Turín y Varsovia. Otra ciudad de la que guardar un grato recuerdo.

En ElDesmarque hemos querido hacer un recorrido por los mejores momentos del día de la final, comenzando por la fan zone de Claraplatz.


Los aficionados sevillistas empezaron a llegar a media mañana, pues entre los retrasos de los autobuses y la cantidad de vuelos, el desembarco se dilató. Pese a todo, la Claraplatz empezó a coger colorido hasta convertirse ya en otro sitio emblemático para los seguidores nervionenses, como la Markplatz de Eindhoven, los jardines de Turín...


Como en Varsovia y en Turín, Pepe Castro tomó la palabra en la fan zone para arengar a los suyos. El presidente apeló al orgullo sevillista, al Himno del Centenario y a la condición del Sevilla de mejor equipo de la competición para doblegar a un Liverpool que les superaba en aficionados, en presupuesto y en títulos. Un Castro enfervorecido que acabó besando el escudo de su camiseta ante el jolgorio de la gente que abarrotaba Claraplatz.


La lluvia hizo finalmente acto de presencia. Sin embargo, el tiempo no amilanó a los sevillistas, que no dudaron en acudir al hotel de concentración de sus jugadores para alentar a los suyos antes de partir hacia el St. Jakob Park.


Tampoco faltó aliento en la llegada al estadio, donde también se dieron cita los aficionados que tuvieron la fortuna de llegar a tiempo al estadio, superando las enormes trabas que la policía suiza fue poniendo a los sevillistas durante el camino al estadio.


Uno de los alicientes del choque estuvo en escuchar los dos himnos más admirados en el mundo del futbol. Lo cierto es que el del Liverpool se escuchó más, pero todo fue un espejismo. La realidad es que el sevillismo barrió a los reds. El repaso en la grada fue claro.

Quien tampoco faltó a la cita fue el abuelo sevillista. El ya mítico tifo de las finales volvió a hacer acto de presencia, para proclamar a toda Europa que el campeón había llegado para llevarse una vez más su copa.


Como en cada final, uno de los momentos más emocionantes fue la salida al césped de los jugadores. Tras una ceremonia un tanto mejorable, los jugadores salieron por el túnel de vestuarios, ubicado justo en la grada en la que estaban los aficionados del Sevilla.


Con el pitido final, los jugadores lo tuvieron claro. Todos y cada uno de ellos corrieron hacia la esquina donde se ubicaron los sevillistas para brindarles el triunfo. No es para menos, pues no pararon de alentar a los jugadores durante los 90 minutos que duró el encuentro.


Una vez levantado el trofeo al cielo de Basilea, los jugadores regresaron a su grada para ofrecer el trofeo a los aficionados. Unos hinchas que se lo pasaron en grande y que tardaron mucho en vaciar la grada del St. Jakob Park. Coke, Emery, Beto y Reyes fueron los más aclamados durante la celebración.


El regreso a Sevilla fue en la misma noche. A diferencia de lo ocurrido en las anteriores finales, en las que el equipo celebró el trofeo en la ciudad en la que se había ganado, Emery decidió llevarse a los suyos a Sevilla para preparar la otra final que queda. La llegada, eso sí, no dejó de ser menos emocionante. Nada más pisar suelo sevillano, Reyes volvió a levantar el título al cielo.