Un punto con sabor
El Sevilla ha sacado un punto valioso en Mendizorroza, de esos que saben bien por bastantes razones. Porque llegaba con bajas y cansancio a Vitoria, porque era un rival complicado el que tenía enfrente, porque el partido se puso cuesta arriba, y porque el duelo estuvo durante gran parte del encuentro más del lado alavesista que el sevillista, en marcador y juego. Así pues, resultó un empate valioso que permite a los de Machín seguir en los puestos altos de la tabla.
Tuvo que corregir, eso sí, el técnico sobre la marcha su planteamiento. Demasiado ortodoxo en la primera mitad. Las salidas de Amadou y sobre todo Promes y Sarabia dieron otro aire al equipo y de hecho permitieron la igualada. Esa es otra parte positiva del encuentro, la reacción y los recursos, que dieron sus frutos para este Sevilla que sabe empatar cuando no puede ganar.
El Sevilla, sin Jesús Navas, sin Aleix Vidal, salió con Mercado como carrilero, aunque sorprendió más que Machín dejara a Sarabia en el banquillo y que incluso modificara el dibujo levemente. Porque de jugar con un único pivote, pasó ante al Alavés a hacerlo con dos, con Roque Mesa, el sustituto de Sarabia, y Banega, que bajaba hasta colocarse en paralelo con el canario. El Mudo y Ben Yedder, algo caído en banda, hacían las dos mediaspuntas con André Silva arriba.
El sistema restó soltura con la pelota al Sevilla, aunque le brindó algo más de fortaleza atrás. Apenas creó el equipo nervionense, que llegó líder a Mendizorroza, aunque tampoco es que sufriera mucho, porque el Alavés no generaba demasiado peligro. Ante tal circunstancia, y teniendo en cuenta que las armas de uno eran la presión y la intensidad y las de otros el orden y algo de control, la realidad es que el partido se convirtió en bastante aburrido y poco productivo. Y estaba equilibrado en casi todo cuando se desniveló con una jugada polémica donde las haya, y que ni el VAR acertó a resolver. Jonny marcó a un acción en la que Calleri se aprovecha de forma flagrante de una situación antirreglamentaria en fuera de juego, que el colegiado y el VAR interpretaron que anuló el cabezazo de Sergi Gómez. El catalán evidentemente toca la pelota y habilita al argentino, aunque la realidad es que no modifica la trayectoria del balón. Calleri se aprovecha de su posición de fuera de juego y sirvió el gol al asturiano.
Podía quejarse del árbitro, pero la realidad es que el Sevilla tampoco ofreció como para ir por delante en el marcador, salvo una buena pared entre André y Ben Yedder que el francés envió desviado por poco.
Machín quiso y pudo cambiar el desarrollo del encuentro en la segunda parte, a base de cambios, de hombres y posiciones. Primero, sacó a Amadou por Roque, un cambio más motivado por la amarilla que amenazaba al canario que por cambio de guion. De hecho, el partido siguió prácticamente igual, con un Alavés más cómodo que el Sevilla y sin demasiado peligro por parte andaluza.
Pero siguió tocando teclas el técnico y acabó encontrando las opciones acertadas. Primero, la de Promes. El holandés fue trascendente casi por primera vez en la temporada, y sin jugar en su posición. Percutió por la derecha (salió por Mercado como carrilero) con peligro, pudo marcar, y sobre todo convirtió el dolor de cabeza de Jony para la zaga sevillista en dolor de cabeza para la zaga del Alavés con su presencia por la derecha. Sumó acciones de peligro por fin el conjunto nervionense, y entonces surgió Pacheco para evitar el empate, sobre todo en un remate de Vázquez.
La otra tecla que tocó el técnico soriano fue la de Sarabia. Salió el madrileño y al poco hizo lo que sabe, entre muchas cosas, asistir. A un gran Ben Yedder que entró marcando una diagonal de manual en el área al primer palo. Tocó y consumó el empate.
El partido había cambiado y el Sevilla jugaba más en campo contrario y sus jugadores de ataque aparecían más, como el Mudo.
La recta final del partido dio algún susto y también generó alguna ocasión más, como una de Ben Yedder, pero nada más se movió. El Sevilla sacó un punto en un partido bastante incómodo, en el que casi nunca se jugó a lo que quisieron los sevillistas. Un punto que resulta positivo en casa de un rival difícil y que permite a los de Nervión mantenerse en la zona alta de la tabla.