La locura bética desde El Palmar a Rennes: 5.000 kilómetros en autocaravana
Dicen que el amor todo lo cura. Que el desengaño, el peor de los males y hasta los obstáculos, se arreglan con una pizca de la locura. Y es que el amor es esa chispa que le da sentido a la vida, la esperanza de una lucha constante, el acicate para nunca rendirse. Una pasión que alcanza su cénit cada 14 de febrero. El afecto, la estima o el cariño. A una familia, a una pareja, a un amigo... y al Betis. Y es que el Betis es como la vida misma. Una religión, una pasión que te carcome, que te mantiene preso, pero también un amor. Aquello que te agarra y nunca, nunca, te deja escapar.
La locura es una enfermedad tan típica del Betis que los que no la padecen nunca van al cielo. Una manera diferente de vivir la vida que, como el amor, no necesita ser entendida, únicamente ser demostrada. A esa religión rendirán culto siete 'locos' que recorrerán más de 5.000 kilómetros en autocaravana para volver a su equipo en Europa. ¿Hay una mejor forma de celebrar un 14 de febrero que con el amor de tu vida?
Ese que nunca engaña, el que siempre aprieta pero nunca asfixia. El mismo que parecía alanceado mil veces pero que nunca murió. Y es que, como en la vida, aquí poco importan las derrotas, las caídas o los desengaños. Siempre hay que levantarse. Y los béticos lo hacen de una manera muy particular. Aficionados como Manuel Bernal, Manuel Gilabert, Manuel Victoria, Antonio Manuel Sánchez, Miguel Ángel Lobato, Israel Díaz o Rafael Sánchez.
Siete locos de la cabeza que este martes pusieron rumbo a Francia desde El Palmar de Troya. Sin más ilusión de viajar con los suyos y celebrar su particular día de los enamorados. Por delante, más de 5.000 kilómetros en autocaravana, con escala en París para luego llegar a Rennes. Eso sí, bien equipados, aunque "las locuras surgen con cerveza" y algunos "tengan que dormir juntitos", relatan entre risas.
La organización del trayecto la hicieron por sorteo, repartidos en tres parejas de dos que conducirán seis horas. Uno se escaqueó, pues "hizo todo lo posible para que le quitaran el carnet", relatan entre risas y bromas. "Este Betis nos tiene chalados a todos. Esto no se quiere, se nace con ello. Es imposible", relata Manuel.
Un premio a los que tanto han luchado, los que tanto han sufrido. Por eso, ver al Betis por Europa es algo intangible: "Esto es una especie de ilusión. Los chavales se han encontrado un Betis que va camino de ser grande pero yo me he encontrado los años de Lopera. Por desgracia no hemos tenido regularidad en viajar a Europa y vimos el viaje y nos agarramos a él".
"Ir a ver el Betis te tiene que nacer. Lo tienes dentro, no se puede comprar ni estudiar. La sensación de mi Betis e ir a verlo te tiene que salir de dentro. Se me ponen los vellos de punta, eso se trae o no se trae. Estamos locos perdidos. Pero bendita locura es el Betis, ¿no? Si vamos a hacer 4.000 kilómetros para ir a la playa no voy, ni a gastos pagados", añade Manuel.
"El Betis no se puede comprar ni estudiar. Te tiene que salir de dentro. Se me ponen los vellos de punta, eso se trae o no. Estamos locos perdidos"
Y es que oportunidades así pocas veces pasan en la vida. "Para mí el Betis es de las cosas más grande que hay en mi vida. Yo dejo un niño de seis meses atrás para hacer esta locura. El Betis es el Betis y por él se hace lo que haga falta", cuenta Antonio Manuel.
Cinco días y 5.000 kilómetros por delante. Atrás dejan familia, trabajo y amigos. Con unas pocas camas, algo de comida y juegos para matar el tiempo. Engalanados de bufandas y símbolos con el verdiblanco por bandera. Desde El Palmar de Troya hasta Rennes, con París entre medio. De la región del sol hasta hacer escala en la ciudad del amor e impregnarse de cariño para ir a Rennes y celebrar el 14 de febrero con su Betis. Ya lo saben, están 'locos' de la cabeza.
Continuará...
5000? De Nantes a Sevilla hay 1500km y está 100 Nantes de Rennes, que alguien les diga que por la pista a Extremadura y luego al país vasco se llega antes, luego Burdeos y en un par de horas nantes