Cuarentena sin fútbol, Día 80: Feliz cumpleaños, mamá
Ayer domingo fue un día especial. Porque la primera vez que entré en la casa de mis padres durante la pandemia por el coronavirus nunca se me olvidará. Un viaje en coche, con muchas preguntas de los niños, con la mascarilla puesta hasta llegar a la puerta del piso. Es lo que mandan los sanitarios y así lo hicimos. Y los niños pudieron dar los primeros besos a sus abuelos y a sus tíos muchos días después. Desde aquel 13 de marzo han pasado muchas cosas, pero el tiempo corre y no podemos quedarnos atrás.
La abuela (mi madre) fue la que más se sorprendió, porque desconocía la visita. No es la primera vez que se le cuenta alguna mentirijlla, pero esta vez le gustó el secreto. Mi hermana compró dos tartas porque había que celebrar su cumpleaños, con un día adelanto, pero la ocasión lo requería. Bueno, hay quien no quiere que se le felicite antes de tiempo, no es el caso de mi madre, que tuvo hasta sus regalos. Sus nietos llevaron dibujos que siempre guarda uno como oro en paño. Eso vale más que todo el dinero del mundo o que la ropa más cara para ponerse.
No fue una de esas fiestas que muchos ya han tenido en esta cuarentena, sea cual fuera la fase. Dos tartas, el cumpleaños feliz y toda su gente a su lado. Con eso basta. El numerito de las velas es curioso, pero se queda para ella. Ya puede votar aunque no sé si habrá muchas ganas. Lo que sí tiene ganas es de repetir un ratito como el de este domingo.
Hoy, que sí es su cumple, tendrá una videollamada con sus nietos. Con el móvil de mi mujer, porque el mío ya no está para muchos trotes y apenas se escucha si no enganchas unos cascos. Otra vez escuchará el cumpleaños feliz, hoy sí que es un gran día. Felicidades, mamá.