Ahora sí, a por mucho más
El Sevilla FC es campeón, una vez más, de la Europa League, y el discurso en la casa nervionense sigue siendo el mismo de siempre. “Vamos a por más, a por mucho más”, decía José Castro con esa exigencia que imprime el escudo sevillista a todo aquel que, de un modo u otro, lo representa. Desde el empleado al presidente, desde el canterano a la gran estrella, desde el utillero al entrenador.
Este es el momento de que el Sevilla dé el salto que se lleva esperando desde que hace 15 años aporreara la puerta del Olimpo de los mejores para empezar a codearse con ellos de forma habitual. No es minucia, ni mucho menos, lo conseguido hasta ahora, y precisamente ello debe servir para espolear al club hacia objetivos aún mucho más ambiciosos: ser un habitual en la Champions, acercarse todo lo posible al Atlético de Madrid –cuyo resurgir cumple ahora diez años- y, por qué no, aprovechar las horas bajas de los ‘gigantes’ y creerse capaz de pelear por el título liguero.
Suena fuerte. Ambicioso. Como es este club. Pero no debe ser una utopía.
En la máxima competición continental superó la barrera de los octavos hace dos años y lleva mucho tiempo siendo candidato inexcusable a entrar en ella; con el Atlético, al que muchos daban por campeón hace un año, ha empatado este año a puntos y hace mucho tiempo que los duelos directos se caracterizan por la igualdad; y por LaLiga ya peleó en 2007 cuando los cimientos del actual Sevilla aún estaban en fase de construcción.
Encima, los ‘gigantes’ de ahora no son los de hace una década –Europa los ha puesto en su sitio- y todo hace indicar que tardarán en volver las ligas de 100 puntos. Sin Tarragonas ni Mallorcas, la clave está en desterrar esa sensación de ‘petardazo’ que sobrevuela cuando el camino es más llano. Cierto es que esa pólvora casi nunca explota, pero tan cierto es que siempre existe alguno.
Cuando parecía que... siempre pasó algo que cortó el vuelo de este club. La muerte de Puerta y la abrupta salida de Juande Ramos poco después; la crisis económica acuciante a principios de la década; la salida de Monchi tras ganar tres veces la Europa League…
Ahora, si la guerra accionarial deja sus próximas batallas para más adelante –algo que está por ver-, el caldo de cultivo es el ideal para dar ese último pasito hacia la mayor de las grandezas.
Si la guerra accionarial deja sus próximas batallas para más adelante –algo que está por ver-, el caldo de cultivo es el ideal para dar ese último pasito hacia la mayor de las grandezas.
Monchi volvió y sus fuerzas renovadas se conservan intactas, enmarcando su cuadro con plata de primera ley; con Julen Lopetegui ha encontrado un entrenador del más puro ADN Sevilla, un técnico de nivel top que llegó marcado por un pasado movido del que ya nadie se acuerda. Un hombre capaz de cambiar los partidos con sus decisiones y de liderar un grupo que vaya a una.
Monchi volvió y sus fuerzas renovadas se conservan intactas, enmarcando su cuadro con plata de primera ley; con Julen Lopetegui ha encontrado un entrenador del más puro ADN Sevilla.
Además, el mercado invita a pensar en que no habrá demasiados movimientos y el Sevilla podrá mantener casi toda su estructura. Encima, acudirá a él con una economía más desahogada por el éxito europeo y con la seguridad de que si vende a alguna de sus estrellas será por un buen pico. Es el momento. Ahora. Sevilla, a por mucho más.