La triple victoria deseada
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Las notas de los jugadores del Sevilla ante el Rennes: uno por uno
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Los posibles rivales del Sevilla en octavos de final
Antes de entrar en materia, déjenme destacar la casi perfecta fase de grupos de la Champions que ha firmado el Sevilla FC. Clasificado con dos partidos de antelación para los octavos de final y llenando un bolsillo de billetes y otro de prestigio. Misión cumplida y a esperar la suerte el lunes, cuando se sabrá a qué rival, probablemente de enjundia, deberá retar. El Sevilla FC tiene la costumbre de hacer parecer fácil lo que no es, por eso es procedente este aplauso por estos dos meses de competición europea, con cuatro partidos saldados con victoria y la única mancha del KO ante el Chelsea.
La apretadísima temporada que ha provocado la pandemia del coronavirus ha hecho que en torno al Sevilla FC se haya pasado de señalar la Champions como la gran explicación del bajón sevillista en LaLiga Santander a condenar las rotaciones. Parece todo más sencillo si uno se pone a analizar el poquísimo descanso que ha tenido la plantilla de Julen Lopetegui, casi sin pretemporada, y si compara la segunda parte de Rennes con la mayoría de encuentros que desarrolla el Sevilla FC. La ostentosa falta de pegada le priva de 'descansar' (economizar esfuerzos) durante la mayoría de encuentros, en los que casi nunca va ganando de más de un gol. Con 0-2, el conjunto de Lopetegui pudo tocar y tocar y limitarse a mantener la concentración defensiva en Francia.
Metiendo todo en la coctelera podremos comprender mejor, sin recurrir a tópicos poco pensados, el estado de forma del equipo en su conjunto, que no es el más alto pero ni mucho menos el más bajo. Los picos de forma hay que tenerlos cuando el sol no se esconde a las seis de la tarde y sí cuando huele a azahar por las calles. El asunto está en sobrevivir lo mejor posible a ese ineludible tramo de la temporada en el que no tienes la chispa adecuada, por la razón que sea. Y el Sevilla FC había despejado su crisis hasta hace una semana. Como decíamos el sábado, de repente el partido en Rennes adquirió una importancia notable.
Ganado el encuentro, podemos hablar de un triple triunfo. Económico, pues son 2,7 millones de euros más a la ya repleta cartera del club nervionense (sin contar la partida de 'market pool' el Sevilla se ha embolsado ya 59,71 millones de euros; dos veces la mayor venta de la historia de la entidad). En un año en el que la mayoría de los clubes están en crisis económica, se trata este de un aspecto crucial y nada materialista resaltarlo. La importancia del cuarto puesto en la pasada temporada es tremenda.
Se trata también de una victoria de prestigio. El Sevilla FC venía de cosechar su peor derrota en casa en competiciones europeas, dando además una imagen penosa ante los suplentes del Chelsea. Quienes valoramos el prestigio como algo muy importante le damos peso a no desperdiciar ningún partido en Europa. Y menos en la Liga de Campeones. Y quienes creemos que acostumbrarse a ganar es clave en la máxima élite, pues más aún. Una victoria te lleva a la siguiente.
Y por último, quizás lo más importante: una victoria rebosante de moral. Perdonen la insistencia, pero el peso de la derrota frente al Chelsea no estuvo en la decisión de Lopetegui de rotar jugadores. Ni siquiera en certificar una desventaja en el sorteo del lunes. La molestia de aquel miércoles fue la descarada decisión de disputar algo similar a un amistoso. En un momento, además, inoportuno: en plena recuperación del Sevilla FC. Desenchufar la máquina es muy diferente a rotar (necesario) y perder (posible y hasta lógico). Y muy peligroso, porque después volver a enchufarla no siempre es fácil. Y es precisamente por ello por lo que este triunfo en Francia tiene más valor del que se puede pensar. Racha cortada y primer paso dado para ganar en Getafe.