Youssef marca el ritmo, lo marca todo

Youssef En-Nesyri, pichichi de LaLiga al terminar el partido del Sevilla, ha destrozado al Cádiz y ha dado el triunfo a su equipo en un partido en el que, todo sea dicho, más allá del delantero africano, el equipo en conjunto realizó una buena labor hasta minimizar a un Cádiz que en otros lares fue un rival duro de roer. Pero es que En-Nesyri es mucho En-Nesyri, y el Sevilla mucho Sevilla. El atacante firmó su segundo triplete del curso y lleva al conjunto nervionense a posiciones de Liga de Campeones ya en solitario. Los de Lopetegui han firmado en una semana tres victorias que lo aúpan a la terna de cabeza y a los octavos de Copa.

El caso es que el Sevilla ha encontrado al goleador que le faltaba. Son 12 goles en LaLiga, son más que Luis Suárez o más que Messi, que se escribe y se dice rápido pero se reflexiona a fuego lento. El delantero marroquí, un portento físico desde el primer día que llegó, es ahora un jugador preciso, eficaz, que hasta ha crecido técnicamente y que tira del carro de su equipo abriendo marcadores, rematando balones imposibles. En este punto de eficacia el Sevilla solventa partidos con la comodidad con la que lo hizo este sábado. Ya al descanso tenía ventaja y en la segunda mitad la remató, también por medio del marroquí.

Fue En-Nesyri el artífice, la estrella, el delantero que acapara los focos merecidamente, fue el mejor, qué duda cabe, pero también es justo reseñar que el Sevilla fue netamente superior al Cádiz de principio a fin. Muy superior. Que es nota para destacar teniendo en cuenta que el conjunto de Cervera había amargado tardes y noches a equipos de fuste, como al Real Madrid o al Barcelona, por ejemplo. Pues en el Sánchez Pizjuán, ni existió. Porque no tuvo su mejor día seguro, pero también porque el Sevilla no le permitió ni una licencia. La defensa estuvo atenta, no se notó esta vez la ausencia de Diego Carlos y Koundé exhibió concentración y rapidez, y el centro del campo estuvo más seguro, menos pérdidas. Porque además no necesitan tanto jugársela los futbolistas de la medular, para eso tienen ahora y en los últimos partidos a un elemento en estado de gracia, Suso. Suso viene, Suso va, Suso va al centro, recibe, se da la vuelta, distribuye, regatea, remata y mete pases interiores y laterales, la magia ahora mismo en el Sevilla es Suso, el fuego es En-Nesyri.

En la primera mitad el equipo hispalense maduró mucho las jugadas, precisamente para no perder balones, pero poco a poco fue metiendo al Cádiz atrás, bien atrás, para que ocurrieran cosas, para que llegaran acciones cerca del área de Ledesma. Ocampos y Acuña empujaban mucho, Navas y Suso aún más, y el Sevilla empezó a dominar las zonas de rechace y de remate, pisaba área con asiduidad, y poco a poco llegó a jugar hasta cómodo. Cuando además En-Nesyri hizo su doblete en prácticamente tres jugadas consecutivas, el partido acabó, literalmente.

La segunda mitad el Sevilla contemporizó, pero mirando en vertical, mirando la portería contraria y haciendo daño, además con un delantero en estado de gracia. En un salto portentoso tras un mal despeje completó su triplete, pero el Sevilla pudo marcar incluso más, en un gol anulado al africano y en ocasiones de Munir, Navas, Idrissi...

El Cádiz con el Sevilla relajado y descansando con la pelota tuvo alguna llegada que hasta dio la opción a Bono de lucirse.

Pero la historia de este partido estaba ya escrito, en árabe, y por Youssef.