El Mudo y la fe
A estas alturas hay algo indiscutible acerca de Franco Vázquez: es uno de esos jugadores que atraen como un imán. Tanto a los que lo aman, como a los que reniegan de él pero jamás apartan la mirada cuando agarra la pelota. Al Mudo lo hemos comparado ya con Curro Romero y con un palio de vuelta. Si quieres ser alguien en Sevilla, que alguien te meta en el cartel de sus fiestas mayores. Si Curro fue capaz de poner bocabajo la Maestranza, Franco Vázquez ha levantado de sus asientos no pocas veces a los parroquianos de otro de los templos de la ciudad, el Sánchez-Pizjuán. Como el Faraón, el Mudo también recibió almohadillazos (¡ay, Trondheim...!).
Son estos precisamente los que hacen inolvidables las tardes de gloria. Sin el mal el bien no existiría. El Mudo se lo juega siempre al todo o nada. Ahora enfila la recta final de su paso por el Sevilla FC con la amenaza de que todo quede con un mal sabor de boca. Algo que sería del todo injusto. Diluir su aportación en la mediocridad de sus últimos meses es algo que no debería ocurrir. Parece que no quiere, pero ¿cuándo ha parecido que el Mudo quiera? Todo lo que realiza lo hace con la desidia de quien sabe que tiene el duro para cambiarlo. El mundo se divide entre quienes hacen siempre lo mismo y quienes no. Entre mudistas y ateos.
Vázquez ha sido el sacrificado en la nueva lista Champions. La llegada del Papu Gómez lo deja sin hueco. No podrá despedirse de esa competición donde ayudó al Sevilla FC en 16 partidos, en uno de ellos iniciando el histórico primer gol de Ben Yedder en Old Trafford. Decisión lógica pero que no deja de añadir una gota más de pena a este triste epílogo. Sí podrá hacerlo en la Copa, donde ya habló en una recordada semifinal contra el Leganés. Lopetegui no lo tiene en sus planes en las grandes noches, sobre todo tras el parón por la pandemia, pero siempre lo mantiene en la retaguardia, léase banquillo. En un lugar donde pueda echar mano de él. Y lo ha hecho en todas las competiciones, incluida la efímera Supercopa europea.
Y es por eso que algo me dice que aún le queda su última gran faena en la Maestranza. No sé si para abrir la Puerta del Príncipe pero sí para dulcificar su adiós. El hecho de que finalmente no haya salido en enero me invita a eso, a pensar que algo más tiene que decir el Mudo. Valga el oxímoron. Que algo le queda por mostrar antes de cerrar su capítulo en Nervión, de donde se irá con alrededor de 200 partidos (lleva 190), muchos de ellos históricos. No llegan a 15 los extranjeros que habrán portado la camiseta del Sevilla FC en más ocasiones en toda su historia. La fe consiste en eso, en seguir mirando al palio que se aleja aunque sepas que no dará la vuelta.
Julio, cerra el orto, no sabes nada de futbol...
Santos, pues si tanto te gusta, pídele a tu club que lo fiche. Y mira lo barato que os saldría. A mi como sevillista me encantaría verlo con la camiseta del Betis.