Lopetegui, el malabarista
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Nadie lo duda. Monchi es el gran mago de este ‘circo’ -entiéndase- de fama mundial que es el Sevilla FC, pero nadie paga por un espectáculo unipersonal en esto del fútbol. El director deportivo es pieza clave, y verle trabajar en los despachos debe ser apasionante, aunque no tanto como para congregar decenas de miles de personas -cuando les dejen- cada dos domingos y muchas veces en día laborable. La gran carpa necesita mucho más, y al estilo del Cirque du Soleil, el malabarista estrella de esta compañía se llama Julen Lopetegui.
El jueves 24 de septiembre comenzó el Sevilla a competir con un hueso duro de roer enfrente. El todopoderoso y temible Bayern de Múnich, que necesitó una prórroga para vencerle por la mínima. Han pasado 195 días y un equipo casi sin vacaciones ni pretemporada ha jugado 45 partidos desde entonces. Una media de un partido cada 4,3 días. Quedan nueve, que se jugarán en los próximos 46 días. Uno cada poco más de cinco días. No es gran cosa, pero suena a balneario para el equipo más exigido de España. Entre medio han quedado, además, tres prórrogas y un montón de batallas decididas en el último suspiro. El promedio, contando en términos ligueros los partidos de eliminatorias, es de dos puntos por encuentro. Una barbaridad. En total, 241 días de locura que precisaban de una administración modélica.
Para llevarla a cabo, Lopetegui ha usado a 29 jugadores. Desde los 3.390 minutos de Bono -echando de menos los que se tuvo que perder en el Camp Nou- a los 9 que jugó Zarzana en la Copa del Rey. De los inicialmente descartados no ha gozado de su confianza Joris Gnagnon, con sólo 29, pero sí Aleix Vidal -1.025-, que incluso se convirtió en indispensable en el tramo de temporada en el que las fuerzas de Jesús Navas flaquearon.
Siete positivos por Covid 19 y lesiones de hombres importantísimos como el propio Navas, Ocampos, Suso o Acuña. Molestias a miles, sobrecargas diarias y problemas físicos. Calendarios incomprensibles y quejas al aire que nadie escucha.
Y, con todo, pese a las carencias que tantos y tantos le ven al equipo, éste compite -con todas las letras- siempre y está a apenas pocos pasitos de llegar a su meta principal. En el camino estuvo cerca de una final y no se rindió ante la gran alianza vikinga y germana. La temporada va camino de ser, por segundo año, magnífica, aunque sin el fulgor de la plata lograda en Colonia parezca algo menor, sólo si no se tiene en cuenta que las empresas eran harto complicadas.
La temporada va camino de ser, por segundo año, magnífica, aunque sin el fulgor de la plata lograda en Colonia parezca algo menor, sólo si no se tiene en cuenta que las empresas eran harto complicadas.
Pasen y vean, pese a que algunos siguen montados en la burra y aún esperan que sea su cabeza la del truco de la guillotina. Bienvenidos al gran número del espectáculo, tienen ante sí al único, inimitable, increíble e impresionante malabarista del Sevilla. Don Julen Lopetegui Agote. ¡Hagan temblar el escenario con un sonoro aplauso!