El Panda abre las puertas de Euroliópolis
El Panda ha vuelto. Se ha escapado de la jaula en la que vivía en las últimas jornadas y lo ha hecho para abrir las puertas de Euroliópolis. Su doblete es el rugido del Real Betis por Europa. Ante el Granada CF, el delantero encauzó primero y solucionó después en las postrimerías un partido que se había oscurecido, una vez más, por un error individual. Su tercer doblete de la temporada es el paso de gigante que necesitaba el cuadro bético para consolidar sus aspiraciones a estar en la UEFA Europa League y casi certificar las de inaugurar la Conference League.
La tortuga que ha sido el Real Betis en los últimos seis partidos se puso el traje de gacela. Los seis últimos empates habían puesto a la sombra el sol de las dos derrotas en veintidós partidos. Ya había quien veía pinchado el globo de Pellegrini, pero al Ingeniero le queda aire de sobra en sus pulmones futbolísticos. Le ha dado alma a un equipo que se lamía las heridas y eso es lo más importante, incluso más que el propio fútbol que sea capaz de hacer.
El milagro de Pellegrini sigue consumándose porque se ha convertido en el profeta de un grupo de descreídos. Les ha devuelto la fe y la confianza, convirtiendo un rebaño de ovejitas en una jauría de lobos. Con sus días mejores y otros peores, a veces con garra afilada y otras con colmillo romo, pero fieras verdiblancas al fin y al cabo. Últimamente sin instinto asesino, aunque difíciles de amansar.
Esa fe ciega lo puede todo. De hecho, está pudiendo pespuntar las costuras de una plantilla corta y con sus lunares. Y recicla cada partido el brío de un plantel un poco fundido por la travesía que inició a principios de año. Una metamorfosis como la de este Betis tiene que ser como tirarse al desierto con dos cantimploras. Sólo que el chileno ha convencido a los aventureros de que al final del horizonte hay mucha agua. El oasis se llama Europa.
Como otros tantos partidos de este 2021, el Betis pre-Pellegrini (e incluso el de sus primeros meses) podría haber quedado retratado perfectamente en la primera media hora. Le costó igualar la intensidad de un rival que probablemente debiera estar aún más fundido por una excelsa temporada y que llegaba con muchas bajas. La diferencia es que ahora hay una causa común y, por qué no, un portero cuyas virtudes por fin tienen continuidad con permiso de las lesiones.
La importancia de Claudio Bravo
Claudio Bravo le da mucho al cuadro bético, con las manos y con los pies. Estos le permiten apaciguarse con la pelota e ir imponiendo su filosofía. Y las otras están cuando tienen que estar para evitar disgustos innecesarios. En cualquier caso, la diferencia real acaba siendo lo que se paga, el gol. Reapareció el Panda. Harto de esperar en su jaula víctimas puestas en bandeja por los compañeros, se fabricó él solito su gañafón para dejar al Granada CF sangrando.
A este Betis no le gustan las facilidades. Un error individual a punto estuvo de chafar el plan del Ingeniero. Mandi no es Beckenbauer, ni el genérico siquiera. Su supuesta marcha del Real Betis camino de Villarreal CF no debiera ser la más mínima tragedia. No obstante, ante el Granada el Betis pagó su ausencia y veremos si no se le echa de menos en el futuro. La seguridad que el argelino le da al equipo no se la da Bartra y precisamente un error del catalán, su sustituto, amenazó con otro paso de tortuga.
Pellegrini movió el árbol y, sobre todo, los jugadores béticos volvieron a creer en su Mesías. El equipo se fue arriba porque el beticismo se merece seguir creyendo en este milagro. Y cuando la zozobra se respiraba, el Panda dio su segundo zarpazo, dibujando casi ya el escudo del Betis en el mapa europeo. No les falló a sus aficionados, porque ellos nunca le han fallado.