No traten de comprender al artista, solo disfrútenlo
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Mudo Vázquez, el futuro, la "espinita" clavada y el 'mudismo' según Sevilla
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El video de despedida del Mudo que derrite a sus compañeros: "Qué clase, crack"
Corría el verano de 2016 cuando aterrizó en el Sánchez-Pizjuán un 'flaco' tímido y de pocas palabras para darle creatividad a la sala de máquinas del nuevo y renovado equipo de Jorge Sampaoli. El sevillismo no había escuchado hablar mucho de este zurdo que jugaba a la pelota por Sicilia, pero Monchi se había gastado más de 15 millones de euros en su fichaje, sabía que algo tenía que tener. Para todos, Franco Damián Vázquez Bianconi. Para los amantes del fútbol, el 'Mudo'. Cómo empezar a hablar de él.
Desde casi el primer momento que puso los dos pies dentro del verde del Sánchez-Pizjuán levantó una sensación inédita antes dentro del sevillismo. Con el paso de las tardes de fútbol en Nervión este clima fue a mayor y ya no paró hasta el fin de los días del argentino en Sevilla. Llegó desde Italia y casi sin quererlo, juzgado por su estrecha y bonita relación con el balón, 'separó' a la afición rojiblanca entre sus más críticos detractores y sus más fieles defensores.
No se pueden escribir unas líneas resumiendo el paso del Mudo Vázquez por el Sevilla FC sin mencionar a la primera parte de esta infantería, los que decían que no corría, que pasaba totalmente desapercibido por el campo, que era intrascendente, un 'pecho frío'. Aunque las estadísticas de balones recuperados o kilómetros recorridos por partido dictaminaran lo contrario. Sin embargo, sin ellos, jamás se hubiera creado esa 'religión' erigida alrededor de su personaje dentro del terreno de juego, el Mudismo.
Está claro que si hablamos del Mudo Vázquez lo hacemos de un jugador distinto, diferente, atípico, de los que ya no se ven en el fútbol moderno. Hablamos de alguien capaz de levantar a la gente de su asiento con un simple gesto técnico. Hablamos del 'Morante de Tanti', un bailarín de tango argentino afincado en Andalucía, tierra de grandes artistas, demasiada casualidad.
No importa cuál sea el estilo, el tango siempre apela a los sentidos y crea un vínculo entre los bailarines, como él y la pelota. Perdidos en el movimiento armónico y en el tacto suave, todo bailarín de tango se ha enamorado practicándolo alguna vez, como el Mudo del fútbol.
Las lágrimas en su despedida demuestran que le duele esto. Se va con la sensación de que esta temporada podía haber ayudado más al equipo a conseguir los objetivos. Siempre con buena actitud, en silencio, esperando una oportunidad para salir del ostracismo. Pero no te preocupes por esa espinita clavada en ti, porque lo que quedará en el recuerdo de los mudistas son las grandes tardes de fútbol que le brindaste en estos cinco años con el '22' a la espalda.
Quédate con tus casi 200 partidos vistiendo la elástica del Sevilla FC, con tus errores y tus defectos, pero siempre intentando honrar esta camiseta que ya se ha quedado impregnada en ti para siempre. Con tus 26 goles y tus 19 asistencias. Con enamorar a muchos sevillistas desde el primer día que te vieron jugar en aquella desafortunada final de Supercopa en Trondheim ante el Real Madrid, en ese momento se dieron cuenta de que llegabas para quedarte.
Dejas goles que han decidido derbis, una alta dosis de protagonismo en partidos históricos para el club como la gesta de Old Trafford o la Europa League levantada contigo sobre el verde. Se quedan también tus exhibiciones de fútbol de otra época. Taconazos, caños, recortes, toques sutiles, caricias al balón, infinitas muestras de calidad sobre la pista de baile. Tratando a la pelota con una suavidad pasmosa, como si estuvieras jugando en la plaza del barrio. A cámara lenta, como si la cosa no fuera contigo. Bailando un tango de muchos quilates sobre cualquier terreno de juego.
Todo esto hasta llegar al epílogo más bello posible de tu paso por el Sevilla. Un colofón final de la manera que mejor te define, con un gol de tacón con caño incluido. Demostración de clase y elegancia hasta el último tango que perfumó tu noche más triste. Ya no habrá más bailes del '22' por Nervión, pero el Mudismo nunca se irá. Sigue disfrutando de la pelota allá donde vayas Mudo, como siempre, sin hacer ruido alguno.