El traje de esta Champions le vino grande al Sevilla

El Sevilla ha sido derrotado en Salzburgo y ha caído eliminado de la Liga de Campeones. Un palo y un fracaso deportivo y económico en un proyecto diseñado en teoría para alcanzar rondas más avanzadas de la máxima competición continental. Más allá de la gran decepción que supone no poder estar entre los mejores 16 de Europa, está también la sensación de que el equipo hispalense no ha dado la talla ni en la fase de grupos ni en este encuentro definitivo en la ciudad austriaca. Versión muy pobre del Sevilla en ambos casos, escenificada en un partido bastante limitado este miércoles. El conjunto de Lopetegui no tuvo ni la personalidad ni la valentía ni la calidad para ir a buscar el partido tal como exigía la situación. Ahora, al menos, el Sevilla cae como tercero en la Europa League, mal menor para un equipo que, en todo caso, parecía preparado para aspiraciones mayores en la Champions. Solo lo parecía. La competición se le ha atragantado hasta dejarlo sin aire.

El partido fue bastante decepcionante. El conjunto de Julen completó una primera parte decente, controlada, en la que fue ligeramente mejor que su rival, pero en la que apenas tuvo ocasiones. Era un tipo de partido que podía haber valido en muchas situaciones, pero no la que vivía el Sevilla, exigido al máximo y necesitado de la victoria. Echó de menos en ataque algo más, ese algo que no le dieron ni el Papu ni un Munir negado, como se vería más tarde. Poca profundidad y poca presencia en el área, aunque en el resto del campo sí controlara el encuentro con cierta comodidad. Solo Ocampos generaba peligro o situaciones favorables.

Lopetegui jugaba a ese partido ajustado esperando que alguna situación de calidad desnivelara la balanza, alguna acción aislada. En realidad, esa situación llegó, en una clamorosa ocasión de Munir que, solo, envió la pelota de cabeza al larguero. Fue fatal ese error, porque justo después el Salzburgo, en una mala salida y una pelota perdida por Montiel, armó un ataque en el que cogió desprevenido a la zaga sevillista, por primera vez en el encuentro, y marcó su gol.

La cosa ya se ponía cuesta arriba, aunque quedaban minutos por delante. Pero se acabó de ir al garete con la expulsión de Jordán. Era el minuto 64 y otra versión del Sevilla quizás hubiera dado fundamentos para el milagro, pero esta, no. Hizo cambios Lopetegui, que ya había sacado a Rafa Mir. Pero el Sevilla ya no volvió a aparecer por el área austriaca. Con 10 y un rival más maduro de lo que dice su nombre, no hubo nada que hacer, ni cosquillas.

El Sevilla firma una gran decepción, un primer fracaso de la temporada, puesto que su objetivo claramente era pasar a octavos. Se queda tercero, y gracias. Gracias al Lille que ganó al Wolfsburgo. Jugará a partir de febrero 'su' competición, pero igual que otras veces no era tan mala opción visto en el grupo, en esta ocasión tiene mucho de triste, porque ha caído de forma bastante grosera.