No hay nada más bonito en el mundo
La frase de este titular se la cojo al gran José Juan Romero, que se la ha prestado para siempre al Real Betis. No hay nada más bonito en el mundo para un bético vivir lo que ha vivido, sentir lo que ha sentido, celebrar lo que ha celebrado, llorar lo que ha llorado. Los de La Cartuja y también aquellos que han visto el partido por la tele, escuchado por la radio o seguido por las redes sociales. Incluso los que no han podido aguantar los nervios y han esperado a que alguien comunicara cómo había quedado el partido.
Y es que para el bético no hay nada más bonito en el mundo que ver ganar al Betis. Ver ganar al Betis una Copa más. Ver al Betis dar un paso de crecimiento. Saber que la próxima campaña estará otra vez en Europa llamando a la puerta. Esto va por muchos. Los que están, los que se fueron y hasta los que vendrán. Porque el Betis será siempre inmortal, siempre habrá un bético llevando las 13 barras por todo el mundo.
No hay nada más bonito en el mundo viene de una frase ya mítica en el Betis que hace feliz a todos. A todos es a todos los béticos. Y la frase será para siempre. No hay nada más bonito para uno del Betis que ver llorar a Joaquín con la copa. No hay nada más bonito para uno del Betis que ver a Manuel Pellegrini alzar los brazos de campeón. No hay nada más bonito para un bético que celebrar el penalti de Miranda. Vaya, Juan, ya has entrado en la historia del Betis por la puerta grande. Puro Betis.
Tras el Rayo escribí por aquí aquellos recuerdos de muchos aficionados del Betis que han llorado por su equipo durante mucho tiempo. Hoy pueden llorar otra vez. Llorar es bueno. Llorar es grande. Llorar es hasta mágico. Como mágico es el Betis. Por eso, escríbanlo con letras grandes, no hay nada más bonito en el mundo que ser del Betis. Pregúntenle a un bético y sabrán la respuesta.