Édgar, el valor de la clase media
La decisiva aportación del central Édgar González en el empate cosechado por el Real Betis ante el Sevilla FC (1-1) en el Benito Villamarín supone un paso más en la consolidación del futbolista de San Juan Despí en la poblada clase media con la que el chileno Manuel Pellegrini ha conformado a su equipo.
En un partido de pulsaciones a mil, la madurez del zaguero barcelonés fue clave cuando el Betis estuvo con once, con diez y con nueve por las expulsiones sucesivas del francés Nabil Fekir y Borja Iglesias, por colocación, anticipación y sentido del juego al cortarlo todo y salvar sobre la portería del chileno Claudio Bravo ocasiones cantadas del argentino Erik Lamela, de Rafa Mir y del croata Ivan Rakitic.
Además de esos lances más visibles, el espigado central catalán (1,93 metros) hizo valer su jerarquía en un encuentro en el que, junto al argentino Germán Pezzella en el eje de la zaga bética, fue clave la labor de contención en los segundos 45 minutos que los verdiblancos disputaron casi en su integridad con nueve futbolistas.
Forma parte Édgar González Estrada de esa clase de futbolistas discretos que siempre están cuando hacen falta y que a lo largo de su carrera han tenido que superar el papel secundario que se les adjudica sobre el papel por detrás de otros jugadores de más relumbrón, como Pezzella la pasada temporada y el italo-brasileño Luiz Felipe Ramos en ésta.
Lo primero en la trayectoria del futbolista bético fue reconvertirse para jugar y retrasar su posición natural de mediocentro defensivo a la de central, en la que se ha consolidado en la primera plantilla verdiblanca a sus veinticinco años.
El pasado ejercicio, tras una fructífera cesión de un año en el Oviedo, se incorporó a las órdenes de Pellegrini tras la marcha del argelino Aïssa Mandi al Villarreal y la rescisión del brasileño Sidnei da Silva, y tuvo que competir con Marc Bartra, Víctor Ruiz y Pezzella.
En esta, salió Bartra rumbo al Trabzonspor turco y llegó Luiz Felipe desde el Lazio italiano, lo que le hizo luchar desde el minuto uno por la titularidad, que comparte en estos últimos partidos con el argentino y con Víctor Ruiz por la lesión muscular del zaguero italo-brasileño que lo tendrá en el dique seco hasta después del Mundial de Qatar.
Édgar conforma la poblada hornada de canteranos en los que confía Pellegrini para conformar su equipo junto a una columna vertebral de pesos pesados como el argentino Guido Rodríguez, el portugués William Carvalho, Nabil Fekir, el mexicano Andrés Guardado, Sergio Canales y Borja Iglesias, además del capitán Joaquín Sánchez.
En el sistema de rotaciones del chileno, sin embargo, son claves este corte de futbolista entre los que ha asentado en el primer equipo al propio Édgar, a Aitor Ruibal, a Juan Miranda, a Rodrigo Sánchez 'Rodri' y al marfileño Paul Akouokou, y hecho debutar esta temporada a Enrique Fernández y Dani Pérez.
Édgar ha jugado 784 minutos en diez partidos en esta temporada en la que el Betis se ha clasificado ya para octavos de Liga Europa y está en cuarta posición en Liga a falta de un último choque ante el Valencia en Mestalla antes de la interrupción de la competición por el Mundial de Catar.
Con contrato con el Betis hasta junio de 2025, el zaguero bético se formó en las categorías inferiores del Espanyol, fichó por el Betis Deportivo y su progresión le hizo ganarse un hueco en las convocatorias del primer equipo, con el que debutó el 1 de noviembre de 2018 ante el Rácing de Santander en Copa del Rey.
Es hijo Lluís González, quien jugó cuatro temporadas en la máxima categoría del fútbol español a principios de la década de los 90 del siglo pasado, tres de ellas defendiendo los colores del Espanyol, además de otra en Segunda; y una en el Mérida.
