Autostop, 18 horas en coche y una llamada a Juanmi: la locura de un hincha para ver al Betis en Sudamérica
Quizás pueda ser verdad aquello de que los béticos están locos de la cabeza. El ejemplo más reciente reside en la figura de Christian de Saint Roman, un francés residente en Palomares que se enamoró hace ya mucho tiempo del Real Betis, fue uno de los fundadores de la Peña Oh Juan Miguel y que en esta semana ha hecho por su equipo una locura difícil siquiera de imaginar.
La historia surge semanas atrás, cuando Christian se entera que el Betis iba a estar en Sudamérica. Él tenía que viajar allí por temas de trabajo, pero una vez conoció la oficialidad de los amistosos cambió algunos vuelos y fechas para hacerlas coincidir con los partidos del equipo. Ya en Santiago de Chile alquiló un coche y se encaminó a recorrer las casi nueve horas (el tráfico de camiones por Los Andes ralentiza el tráfico) que separan la capital chilena de Mendoza, Argentina, donde el Real Betis medía sus fuerzas con River Plate. Hasta ahí todo bien... hasta que llegó a la frontera.
Cuando alcanzó a la frontera entre Chile y Argentina, a más de 3.000 de altitud y después de superar una carretera infernal, los cuerpos oficiales le advirtieron que no podía entrar con el coche en el país. Él sí, pero no el vehículo, pues para ello había que pedir una autorización especial con una semana de antelación, algo que lógicamente desconocía. Es ahí cuando surgieron las dudas. En mitad de Los Andes, con el coche aparcado, sin apenas tiempo para llegar al partido y sin saber qué hacer...
Hizo autostop para llegar a ver al Betis
Pero el Betis todo lo puede. Christian se armó de valor y probó suerte... haciendo autostop. Para su fortuna lo recogió Mauricio, con el que recorrió los 300 kilómetros que le separaban de Mendoza. "El chico me dijo que sin problema, pero a cambio le tenía que invitar a un partido del Betis cuando vaya a visitar España", relata el aficionado para ElDesmarque. Un viaje ameno, pues conoció unas personas maravillosas: "Era una familia increíble, muy futbolera, eran argentinos apasionados".
Otro argentino lo llevó de vuelta a Los Andes
El tiempo corría, por lo que Christian, miembro y cofundador de la Peña Oh Juan Miguel, se puso en contacto con el de Coín, quien le gestionó las entradas a última hora, pues los citados problemas habían retrasado su viaje y le obligaron a llegar justo antes del partido. "La experiencia de ver al Betis contra River fue increíble. Me quedo con eso", relata Christian.
Y una vez finalizado el partido, de vuelta a Santiago de Chile. Esta vez fue Mauro, el cuñado de Mauricio (el que lo llevó a la ida) quien le trasladó hasta Los Andes de nuevo, donde unos guardias habían custodiado el coche alquilado. "La carretera era para morirse, a 3000 metros de altitud, y estuvo siete horas para llevarme", añadía. En total, y en apenas un día, Christian realizó 18 horas de viaje por ver al Betis.
Una historia con final feliz y premio doble. A su vuelta a Chile coincidió con la expedición del Real Betis, unas horas antes de viajar hacia Concepción para medirse al Colo-Colo, donde pudo conocer y compartir un buen ratito con Pelelgrini, Joaquín, Luiz Henrique y compañía.
Si el Betis juega en Ganimedes mi gran amigo Chistian, haría lo posible por estar allí. Doy fe que la historia es real.
Christian vive en Palomares del Río (Olivares no, lo siento).
Buen guion y a la vez cutre del departamento de marketing tipo spilber, mentiras y patrañas, todo muy bien preparado, pero una historia para lelos, otro como Sergio el argentino otro que cobrara un sobre por contar historietas, no puede ser tan cortita, la masa social del Betis que se lo cree to, haber cuando sale el de Ganimedes o Raticuli, no se lo perdáis que me parto de risa, que una empresa en siglo 21 no te advierta lo del visado y dejan un coche abandonado en la frontera, y mirar la carita de Joaquín de incrédulo total, le ha faltado darle una bolsa de supermercados Loli o de polvillo, el llavero y la visera del suporter yo me meo con las historietas der Betin
Que grande... eso nada más que lo hacemos los béticos