La novia de Peter Lim
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Mi hijo Víctor se hace mayor (siete años y medio ya) y, aunque él no lo sepa, a escondidas estoy sondeando el mercado para ver futuras novias, esposas o amigas muy amigas. Sé que mi mujer se tirará de los pelos cuando lea estas líneas, pero es así. Me gustan muchas, le pregunto por casi todas y voy haciendo el informe de las candidatas imaginarias en mi cabeza. Que si sus papis son así, que si sus mami son asá, que si la educación, que si el equipo de fútbol, etc, etc, etc...
Creo que todos los padres hemos pasado por alguna época similar en nuestras vidas. Imagino que los que tengan hij@s mayores, esta preocupación se le habrá acrecentado con el paso de los años. Todos queremos lo mejor para nuestros retoños y, como diría Belén Esteban, por mi hijo "ma-to". Pensaba en esto ayer, paseando por Alborache con amigos y viendo como Ángela, Aitana y Vera (y César), -los retoños de mis amigos- se hacen mayores al lado de mi niño. Yo, lesionado, me quedé en el merendero (San Jaime, Alborache gran recomendación), escribiendo parte de esta columna y pensando en el Valencia. Quedaban horas para el duelo contra el Atlético y no hacía más que leer noticias sobre Gary Neville. Que si es mentira que le han ofrecido la renovación; que si va a seguir dos años; que si Peter Lim va a esperar cualquier oportunidad para ofrecerle continuar, y demás dimes y diretes sobre el inquilino del banquillo valencianista. No sabía por entonces qué nos iba a deparar la jornada.
El caso es que parece que en el actual Valencia, al resto de mortales que no somos Peter Lim, nos pasa com me pasará a mi con la futura novia de Víctor: Tendré poco que opinar, nada que decir y mucho que tragar.
Y es que, a un servidor le pasa con el Valencia lo mismo que con su hijo: quiero lo mejor para el club y no creo que Gary Neville sea el técnico ideal. La derrota contra el Atlético de Madrid y el sonrojante cambio de opinión en el cambio de Abdennour y Negredo, dejan poco lugar a las dudas.
En el actual Valencia parece que, al resto de mortales que no somos Peter Lim, nos pasa como me pasará a mi con la futura novia de Víctor: Tendremos poco que opinar, nada que decir y mucho que tragar. Pero, eso no es óbice para que, a priori, me haga ilusiones sobre quién debe compartir la vida con mi hijo.
Sé que Víctor llegará un día a casa y me dirá: "mira papá esta es fulanita y es mi chica (churri, novia, teta o similar)", mientras mi mujer Raquel me da con el codo para que no haga ningún comentario improcedente y yo sonrío complaciente.
Ante esta tesitura sé que sólo me queda educarlo, hacerlo una persona íntegra, formarlo, darle valores y rezar para que su elección sea la más correcta posible. Igual que, de aquí a junio cuando el Valencia de Peter Lim decida con qué técnico se queda, me toca desde esta tribuna hacerle saber que Gary Neville no está preparado para llevar esta nave. Un parecer que, modestia aparte, creo que coincide con la de otros muchos miles de aficionados. Después será el dueño, espero que asesorado por la gente que sabe, el que decida con quien compartir su vida, a quién cederle el banquillo de su club. Confiaré en que esa decisión coincida con lo mejor para el Valencia, como confiaré en el buen criterio de mi hijo para elegir su pareja de viaje.
¿Y si se equivocan? Pues, con diplomacia y mano izquierda, buscaré la forma de mostrar mi desacuerdo con la decisión y esperaré a que se den cuenta de lo errónea que es su elección. En un caso porque afectará a su familia y en el otro porque el dueño se tiene que dar cuenta que parte de los males que le pasan al Valencia actual son responsabilidad de Gary. Elegir un técnico para un club, como elegir una pareja, es siempre una responsabilidad. Yo tardé 30 años en encontrar la mía y, cada día que pasa, estoy más convencido de mi acierto. Espero que algún día Peter pueda decir lo mismo de su (nuestro) Valencia. Por fortuna, la mayoría de veces, la primera no es la definitiva. Feliz semana.
David Torres
Delegado de ElDesmarque Valencia