Un punto que suma y resta en Ipurua
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Así vivimos el Eibar-Levante
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Los sonidos del empate entre Eibar y Levante
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Las puntuaciones del Levante frente al Eibar
Sensaciones muy encontradas en Ipurua, un feudo del Eibar donde, por fin, y sin necesidad de meter la quinta marcha, parecía que el Levante UD por fin podía imponerse y de paso romper con la racha de partidos sin sumar de tres en la Liga Santander. El conjunto granota se marchaba al descanso con una ventaja parcial de 0-2 en el luminoso, gracias a los tantos de Morales y Bardhi, que hacían pensar en la tercera victoria de la temporada y la primera a domicilio y, sin embargo, una segunda mitad en la que demostraron poca ambición y empuje desembocó en dos dianas de los armeros que sirven de tirón de orejas para un Levante UD que no puede dejar escapar dos puntos (2-2) que los tenía prácticamente en el bolsillo. La escuadra de Orriols sigue sumando hacia su objetivo pero restó en ilusión.
El arranque del choque ciertamente no presagiaba lo mejor para el conjunto granota y menos cuando en el primer minuto Paulo Oliveira ya había rematado al primer palo un saque de esquina. El Levante, que por unas circunstancias u otras, entradas, salidas, lesiones y otros giros, había saltado al césped de Ipurúa con el once que se puede considerar clásico, se conformaba con estar bien colocado mientras el Eibar la movía en tres cuartos de campo en busca de su oportunidad. Acertaba el equipo de Muñiz ya que, replegado, sin sulfurarse, sin cometer errores y aguardando en la cueva, no dejó que los de Mendilibar se acercasen mucho más a los dominios de Raúl Fernández tras desperdiciar su mejor ocasión con el cabezazo del portugués. Dos disparos lejanos de Inui y Escalante y un derechazo escorado de Sergi Enrich a la desesperada completaron la presencia ofensiva de los armeros.
Un conjunto vasco que se confió demasiado y se olvidó de guardarse las espaldas pese a que el Levante, independientemente de su juego, tiene argumentos suficientes arriba como para no descuidarse con los Ivi, Morales y Bardhi. Ya había avisado Álex Alegría con un testarazo que se perdió por arriba aunque la acción la había invalidado el mocetón Albertola Rojas por fuera de juego del cacereño. Una vez desinflado el Eibar, los granotas hicieron pagar una a una cada una de las imprecisiones de su incauta defensa y, con sendos contragolpes a cuchillo, empezaron a caer los goles visitantes. En el 35', Ivi envió al 'Comandante' un pase por encima de la zaga y el madrileño no perdonó ante la salida de Dimitrovic.
El '11' afilaba el puñal y su despliegue no había hecho más que empezar. El rapidísimo extremo no iba a perdonar un par de minutos después un descuido imperdonable de Cote, que le dejó todo el carril derecho para volver a martillear a la zaga. Chema advirtió a su compañero solo por ese costado un lanzó un balón larguísimo de 60 metros que ya le dejaba el pasillo para adentrarse desde el vértice del área. Con el panorama despejado, Bardhi entró y pidió el balón en el punto de penalti y, dicho y hecho, ahí se la puso el madrileño para que el macedonio marcase sin compasión, con un tiro raso, seco, impepinable. Dos fogonazos de Morales habían supuesto el 0-2 que, evidentemente, dejaba el partido muy de cara al Levante. El atacante estaba más en capitán que nunca.
Con estos dos destellos, el partido se iba al vestuario con un cómodo 0-2 para las aspiraciones del Levante y con el Eibar en shock en la creencia de haber puesto más sobre el verde como para quemar sus 45 minutos con tanta desventaja. Pero, rascando en la superficie, los armeros nunca estuvieron cómodos frente a un conjunto granota muy bien organizado, bien colocado en el tapete e incomodando a los responsables de fabricar el juego de los de Mendilibar y así facilitarle la vida a su defensa, que veía cómo ni Enrich ni Kike disponían de las habituales ocasiones para anotar. Pero esto cambió cuando se reanudó el juego cuando Inui forzó una falta en la frontal en el 51'. El encargado de ejecutar fue Anaitz Arbilla con un cañonazo que se coló por la escuadra izquierda de la portería de Raúl Fernández, que ya hizo bastante con el gesto de pararla.
El golpe de efecto del Eibar era evidente aunque el golazo del central pamplonés por el momento únicamente cambiaba el marcador ya que la situación era la misma: los vascos con la iniciativa del juego pero sin conseguir filtrándose por la tela de araña tejida por Muñiz. Los locales acosaban sin derribo y al Levante no se le veía excesivamente angustiado por que su renta amenazase con desvanecerse. Y, sin embargo, lo hizo. Inui, el mejor de todas todas en el bando armero, recogió una cesión de Juncá tras recortar a Pedro López, la agarró con decisión en el carril del once y se adentró para colarse entre Shaq y Lerma. Y percutir. Su malintencionado chut lo atajó por abajo Raúl Fernández en una buena estirada pero no logró agarrarla y apareció Charles, recién ingresado en el campo, para empatar. Los valencianos habían sido usureros, se recrearon mucho en su suerte y el Eibar, insistente, con fe, estableció el 2-2.
El fútbol es poco caprichoso y, si en el primer tiempo premió el buen posicionamiento del Levante y castigó al Eibar por disparar con balas de fogueo, en la segunda mitad hacía justicia a las ganas y al equipo que fue más generoso a la hora de buscar la portería contraria. A partir de ahí, los de Muñiz adelantaron líneas, con el refresco de Boateng, que entró por Álex Alegría. El ghanés estuvo muy cerca de volver a avanzar a los granotas gracias a un centro muy lejano de Antonio Luna ante el que se elevó y, tras pegarle con la testa, cogió a contrapié a Dimitrovic pero el esférico no cogió portería. La respuesta de los vascos fue un zapatazo de Enrich antes de abandonar el campo y de nuevo Raúl Fernández estiró su alargada figura para abortar el intento. El partido no dio para más y el conjunto de Orriols sigue sumando aunque la sensación es la de haber perdido dos puntos. Un empate que continúa con la saga de cuatro encuentros seguidos de los del Ciutat de València sin salir triunfadores.