Las imágenes que demuestran lo fácil que es ganarle al Levante
El Levante UD completó frente al Celta uno de los partidos más completos en cuanto a ocasiones de gol y empuje que se le recuerdan pero ya iniciábamos la crónica del partido diciendo que a un equipo se le pone cara de Segunda División cuando merece ganar... y no lo hace. Y es que el conjunto vigués hizo muy poquito para llevarse los tres puntos del Ciutat de València, sobre todo en la primera mitad. Tras la reanudación, es cierto que el equipo granota embotelló a los celestes, como reconoció su técnico Unzué, pero al fin y a la postre necesitaron muy poco para tumbar al Levante UD, como demuestran sus números y sobre todo un estadística demoledora: un disparo de los gallegos, un gol.
La otra 'aproximación' del Celta fue un chut muy lejano de Hugo Mallo, tras un despeje de la defensa granota, que llovió a las manoplas de Oier Olazabal. No le hizo falta más, sólo un contragolpe en el que los vigueses cogieron totalmente descolocado a un Levante que en teoría debería haber estado armado para abortar el peligro. Cuando el 'Tucu' Hernández inició la jugada, dos de los tres jugadores de la medular azulgrana (Doukouré y Campaña) estaban dentro del área visitante, mientras que Ivi y Morales, este último galopó para intentar llegar a la ayuda a Coke, se quedaron por detrás del balón. Pione Sisto recibió de Aspas, al que no encimó Lerma (que fue a la ayuda de su lateral derecho) para evitar que le devolviese una pared al rápido extremo danés y este último anotase. Maxi Gómez y Wass hicieron lo demás, abrir a Postigo y Luna hacia la izquierda: los otros tres futbolistas del Levante no pudieron parar a los dos protagonistas del gol.
Oier no tuvo más trabajo que ése a lo largo del encuentro, mientras que Rubén Blanco sí que tuvo que hacer un par de intervenciones de mérito y ambas tras acciones de Boateng: la primera en el minuto 2 tras un remate de cabeza del delantero al saque de un córner y la segunda en una atajada de balonmano, el pie, en el 57'. El resto de las ocasiones claras de las que gozó el conjunto granota las erraron sus propios futbolistas, concluyendo con un remate claro de Coke en el último suspiro que se marchó a las nubes. Ahí entra en juego el segundo gran motivo de la situación del Levante: la falta de calidad a la hora de definir y, por tanto, la necesidad de reforzar el ataque.