La Ofrenda del Valencia fue un gran triunfo de Champions

El Valencia CF pasó por encima del Deportivo Alavés gracias a una primera parte mágica -quizá la mejor de toda la temporada- en la que logró dos goles gracias a Rodrigo Moreno y Zaza y pudo marcar tres más. En la segunda, de nuevo a las primeras de cambio, encajó un gol en un fallo propio, pero lo enmendó consiguiendo el 3-1 gracias a un gol en propia puerta de Laguardia. Al final, otra victoria con marchamo de Champions que deja al Valencia tercero a expensas de lo que haga el Real Madrid. De momento, en el día de la Ofrenda a la Virgen, un gran Valencia le ofreció a su parroquia un gran triunfo con aroma europeo. 

Marcelino, poco amigo de la especulación, salió con un once de gala formado por Neto; Montoya, Paulista, Garay, Gayà; Kondogbia, Parejo, Guedes, Soler; Rodrigo y Zaza. Estos, ataviados con una camiseta que ponía "Ánimo Coquelin", pronto advirtieron de sus intenciones. Guedes por la izquierda ponía la bola en el área para un combativo Zaza que levantó el primer uy en la despoblada grada por las Fallas. 

Acoso, derribo y gol

El sol apareció tímidamente y Hernán Pérez lo aprovechó para cazar a Guedes. Pero al Valencia le da igual. Si le tapan un costado, ataca por el otro con Carlos Soler y Rodrigo. El equipo es eficaz, tiene pegada y además tiene a un portero, Neto, que detuvo de forma magistral un remate en plancha de Sobrino que había nacido en una falta no señalada sobre Dani Parejo.    
El propio capitán, al que por fin ha llamado la selección, recibió a la jugada siguiente un pase en la frontal de Gayà y se sacó un remate a la escuadra que obligó al meta Pacheco a realizar una de las mejores paradas de la tarde cuando apenas había transcurrido un cuarto de hora de partido. 
El acoso y derribo seguía y, como por las bandas no se podía, pues el gol llegó por el medio. Espectacular pared entre Rodrigo y Zaza entre una maraña de piernas del Alavés que dejó solo al hispanobrasileño ante Pacheco. Con la frialdad que le caracteriza esta temporada, Rodrigo no perdonó y sumó su gol número 13. Rápidamente todo el equipo fue al banquillo para coger una camiseta de Coquelin y dedicarle el 1-0 al francés. 
El Valencia bordaba el juego, pases, asistencias, contras, túneles, Mestalla estaba emocionada ante el juego de su equipo. El Alavés era un pelele ante los atacantes valencianistas que llegaban por dónde querían y que, bien de córner, bien desde fuera, bien desde el lateral pudieron lograr el segundo de cabeza. El frente formado por Soler, Parejo, Kondogbia, Guedes, Rodrigo y Zaza daban miedo. Olían la sangre. Hasta Montoya y Gayà se sumaban para poner un balón al ariete italiano que se fue fuera por poco.

Avalancha y otro gol 

Lógicamente ante tal avalancha el gol tenía que llegar. En el 33, en una falta lateral sacada por Dani Parejo, Zaza metió la planta de su pierna buena para lograr el 2-0. Mestalla era una fiesta. El gol no calmó las ansias de un Valencia que pudo marcar un tercer tanto gracias a Zaza, pero esta vez el meta sí que acertó a sacarle el remate, o de penalti, pero Munuera Montero no quiso ver el claro derribo de Pacheco sobre Carlos Soler cuando este se disponía a rematar otra preciosa jugada de ataque valencianista.     

Al descanso se quedó Garay, presumiblemente con molestias, en el banquillo y entró Murillo. Casi sin calentar, el Valencia encajaba el 2-1. Gayà fallaba en el despeje, Martín la ponía perfecta atrás y Sobrino batía a placer a Neto. El Alavés era ahora el que dominaba y, en apenas seis minutos, ya había disparado tres veces a puerta con peligro. 
La respuesta del Valencia fue inmediata, en el 53 Carlos Soler centraba desde la derecha y Laguardia se la metió en propia puerta: 3-1. El Valencia ponía las cosas en su sitio, no así Munuera Montero que le perdonó la expulsión a Tomás Pina.

Una apisonadora de Champions

El Valencia, aunque quedaba media hora por delante, no cejó en su empeño de ir a por más goles. Las combinaciones entre Zaza, Soler, Rodrigo y Guedes llevaban de cráneo a los alavesistas. Marcelino, viendo el partido resuelto, sentó a Rodrigo -que se llevó la ovación de la tarde- para dar entrada a Vietto. El argentino está falto de confianza y eso se transmite en el campo. Y si, además, te comparas con Rodrigo que está en un estado de gracia espectacular, la comparativa es más sonrojante. 
El partido entró en una fase terminal en la que el Valencia bajó un pistón su velocidad y en el que Marcelino aprovechó para homenajear a Dani Parejo. El capitán se fue coreado por Mestalla en el 83 y entró en su lugar Maksimovic, que es quien debe disfrutar los minutos que no disputará el homenajeado Coquelin en una tarde de Ofrenda en Valencia en la que el equipo le ofreció a su parroquia una gran victoria de Champions y esta lo celebró haciendo la ola mejicana al final del partido y el equipo aplaudiendo desde el centro del campo 
  

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