El debut de Claramunt: la rosa de los vientos de Di Stéfano
En el fútbol moderno, las bocas se llenan de fútbol de posición, de pelotas que van a ras del suelo y de regates y toques. Cuando la W-M todavía no era prehistoria, las ligas se ganaban con la media inglesa (triunfar como local y empatar como visitante), y el balón se trasladaba de un área a otra como si de un macro partido de tenis se tratase; apareció Pep Claramunt. El futbolista de Puçol debutó un 16 de marzo de 1966 en un amistoso frente al Arsenal y, desde entonces, lideró por más de una década al club de su vida: el Valencia CF.
Pep Claramunt se había asentado en el CD Mestalla esa misma temporada. A las órdenes de Mundo era líder de un filial que competía en Segunda y esa misma temporada Sabino Barinaga lo llamó a filas. Era su gran oportunidad en el primer equipo y, pese a tratarse de un amistoso, era una ocasión única. El rival era el Arsenal y, aunque el resultado fue un empate, el 16 de marzo de 1966 quedaría marcado en la historia del Valencia CF. Había debutado la rosa de los vientos de Puçol, había nacido la leyenda.
El "portero" que regateó las adversidades
El mediocampista nacido en Puçol soñaba desde niño con ser futbolista en el equipo de su tierra: el Valencia CF. Conseguirlo no sería fácil, su principal labor era ayudar a su familia en la huerta y eso le impedía desempeñar su pasión. Sin embargo, la alternativa le llegó en un partido en el que reforzó al club de su pueblo. El juvenil se escapó y se enroló en el Puçol frente al Benimar. Elías Llagaría, director del equipo rival, lo reconoció, aunque no reclamó alineación indebida a cambio de que Claramunt jugase de portero. Pep había quedado enjaulado entre tres palos, pero pudo escaparse y con el balón pegado a sus pies dio la victoria a sus compañeros: "Salí de la portería, empecé a regatear jugadores, me fui a la otra área e hice gol".
Pep Claramunt no tardó en llamar la atención del Valencia CF y recaló en su cantera. Desde ahí llegó al CD Mestalla después de una cesión en el Atlético Saguntino. Allí, en el filial valencianista le esperaba Mundo. El líder de la delantera eléctrica, el hombre tosco que martilleaba la portería rival con balonazos que olían a pólvora. Disputó en Segunda 30 partidos, tenía 19 años y marcó dos goles. Ese mismo año le llegó el debut con el primer equipo en un amistoso contra el Arsenal. Sus cualidades no habían pasado desapercibidas para el técnico, Sabino Barinaga. El resultado final (0-0) fue lo menos importante. Mestalla todavía no lo sabía, pero la leyenda del seis tendría heredero. De la misma manera que la máscara de El Zorro, el seis tendría digno sucesor. De Puchades a Albelda, y de Gil a Claramunt. Roberto ya tenía un canterano que heredase el número.
De pupilo de Mundo a rosa de Di Stéfano
La siguiente temporada Mundo se hizo con el primer equipo y se lo llevó a la gira americana estival. Si ya había confiado en él en el filial, también lo haría en el primer equipo. Llegó el inicio de la competición liguera y Claramunt fue titular. Bajó el balón al suelo, regateó y, con la misma tranquilidad que lo hacía en Puçol, lideró a su equipo. Desde aquel día nadie lo sacó de la titularidad, daba igual si tenía que escorarse a la banda derecha, durante doce temporadas fue la cabeza visible del Valencia CF. Marcó nueve goles, buenas cifras para ser centrocampista, y partió como titular en la final de Copa frente al Athletic Club. Claramunt se hizo con su primer título como valencianista, pero lo mejor estaba por llegar.
Un ídolo del balompié aterrizó en el Luis Casanova. Alfredo Di Stéfano era de los mejores futbolistas de la historia, pero todavía tenía mucho que demostrar en los banquillos. La Saeta Rubia cogió al equipo, de tradición bronca y copera, y les dijo que el balón se tenía que echar al pasto. Con 24 años, Claramunt se convirtió en el líder de la escuadra de Di Stéfano. El técnico retrasó su posición y le dio galones, lo convirtió su "rosa de los vientos" y le puso a a Paquito de escudero. El Valencia CF volvió a pelear por un título liguero y, esta vez, pese a la derrota frente al Espanyol, se consiguió. Claramunt era campeón de Liga.
La desgracia del que fue precoz en todo
Claramunt batió récords de precocidad. No tenía veinte años cuando ya despuntaba en el primer equipo del Valencia CF, con 24 lideraba al equipo de Di Stéfano y en 1968, con 21 años, ya había debutado con la selección española. Esta velocidad para quemar etapas hizo que su retirada también llegase pronto. La edad se notó en su juego y la grada no reconoció sus virtudes hasta que fue demasiado tarde. En 1978, después de tener enfrentamientos con Ramón Costa y Marcel Domingo, no volvió a disputar ningún partido con la casaca che. Tenía 31 años, pero Claramunt no quería vestir otros colores. A doce años de su debut contra el Arsenal, el de Puçol colgaba las botas.