Lo que sucede dentro de Mestalla durante la pandemia
Desde que el martes 10 se disputó en Mestalla el Valencia-Atalanta de Bérgamo el estadio, aparentemente callado y silencioso, no ha estado parado en ningún momento. El Valencia CF no para de trabajar en Mestalla, no puede hacerlo. Siega el césped cada dos días y lo abona como si la competición no se hubiera detenido. El mantenimiento no ha cesado en ninguno de los recintos deportivos del club e incluso se han adoptado sistemas telemáticos para determinadas necesidades como la del riego.
Así, el césped de Mestalla, explicaron fuentes del Valencia CF, se siega ahora cada dos días cuando lo habitual en esta época del año sería hacerlo diariamente. De esta forma, se reduce el contacto entre los operarios. Además, se mantienen los habituales tratamientos fitosanitarios y el uso de productos fungicidas para el control y el óptimo estado del terreno de juego, así como el trabajo del aireado mediante pinchados y el de reducción de la masa foliar, mediante escarificados.
Sí que es cierto que se han reducido las dosis de abonado como consecuencia de la disminución de la actividad. Todos estos trabajos se realizan con estrictas medidas de higiene de los operarios, que además de haber reducido el contacto con sus compañeros, trabajan con mayor distancia unos de otros.
Se realizan turnos para que la presencia simultánea de operarios sea mínima, además de aplicar diariamente una desinfección de la maquinaria utilizada. En cualquier caso, cada empleado tiene asignada una máquina que durante esta situación ningún otro usa.
El aspecto de Mestalla por fuera
Mestalla es sinónimo de ilusión, de esperanza, de grandes sueños y, sobre todo, de ruido. Mestalla es ruido. Cada semana decenas de miles de valencianistas se reúnen en su estadio para alentar al Valencia CF. Sin importar la situación del equipo, del clima o de los horarios, Mestalla nunca falla. Pero ahora no queda nada de eso. En tiempo de coronavirus, Mestalla no es ruido, es silencio salvo los escasos sonidos que realizan los operarios de mantenimiento cuando van. Por fuera la imagen actual es desoladora. Las taquillas están cerradas, sin aficionados haciendo cola para renovar su pase o para comprar entradas para un partido en el que esperan que el Valencia CF logre una importante victoria. Ni siquiera hay visitantes dispuestos a conocer la historia del club valencianista gracias al Tour de Mestalla.
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