El testimonio de Carlos tras dejar la UCI: Al Coronavirus se le puede ganar
"He recuperado mi libertad". Es el testimonio de Carlos Ferreira, de 48 años, al dejar la UCI del Hospital Clínico de València, después de más de tres semanas ingresado por la coronavirus, y poder disfrutar de una habitación en planta para él solo, con baño propio y televisión, con movilidad y lejos de las máquinas a las que ha permanecido conectado. Aunque todavía no ha podido casi ni disfrutar de esa libertad, según confiesa a EFE en una conversación telefónica apenas unas horas después de su trasladado a una habitación, porque todavía ni se había levantado de la cama, aunque reconoce con la voz algo rota -dice que se le va a quedar así toda la vida- que es "una alegría".
"Me han dado la noticia esta misma mañana", relata este profesor al que la COVID-19 "no le dio ni tiempo para teletrabajar" en casa, donde permanecía tras decretarse el estado de alarma con su mujer Marian y sus cuatro hijos, el mayor, un chico que ayer mismo cumplió 21 años, y tres chicas, de 20, 18 (también cumplidos ayer) y 12. A finales de marzo, ya en pleno confinamiento, empezó a tener fiebre constante de 38 grados "todas las tardes" y, tras dos o tres días en contacto con su médica de cabecera, y sin remitir la temperatura, le enviaron una ambulancia para trasladarle al hospital.
Aparecen los síntomas del coronavirus y lo ingresan
Tenía una fiebre que le hacía "estar cansado" y "despertar todos los días empapado", pero ni tos ni dificultad respiratoria, y en casa decidieron tomar precauciones. Su mujer se fue "a dormir al cuarto de las niñas".
"Mi mujer y mis hijos están todos fenomenal", asegura Carlos desde su cama del hospital y recuerda que cuando llegó sufrió "un desmayo" y tras "dos o tres días sin mejorar de la fiebre", le trasladaron a la UCI, donde asegura haberse sentido "como en casa" por el trato recibido por todo el personal.
Incluso los médicos "cuando libraban llamaban a diario para saber cómo estaba" y en "todo momento han sido amables conmigo, no puedo decir nada malo".
"Estuve intubado catorce días. No era consciente, estaba sedado y apenas me enteraba de nada, pero no pensaba que hubieran sido tantos días", confiesa y reconoce que "lo primero" que pensó en cuanto se enteró de que había estado dos semanas con respiración artificial fue en su mujer, porque aunque supo que la llamaban a diario para informarle de su estado, "catorce días son muchos".
Su primera videoconferencia con su mujer
Desde la UCI y una vez retirada la respiración artificial, pudo hacer una videoconferencia con su mujer y sus hijos, un momento especialmente emotivo porque asegura que "le animaron mucho". "He estado diez días más en la UCI y esta mañana me han dicho que pasaba a planta y ha sido una alegría tremenda. Iba a tener más movilidad, sin estar conectado a tantas máquinas, y podría ver la tele", apunta, aunque confiesa que lo que más ha echado de menos es "tener un baño propio". Asegura que ahora siente "haber recuperado la libertad".
Ante la pregunta de qué le gustaría hacer cuando abandone definitivamente el hospital responde que "muchas cosas", pero lo primero ver a su mujer y a su familia. Y como confiesa que "el cocinillas" de la familia es él, cree que le habrán echado de menos, especialmente alguna de sus paellas o fideuà, que es lo primero que quiere cocinar cuando vuelva a casa.