Un pésimo Valencia se hunde en Ipurúa
El Valencia CF naufragó en Ipurúa ante el Éibar y sigue lejos de acabar entre los mejores en LaLiga Santander. Su derrota ante el SD Eibar se materializó con un gol en propia puerta de Kondogbia, pero se fraguó en el peor partido del equipo desde el parón. Desacertado, descolocado, superado por la actitud de los locales, Celades y los suyos en ningún momento dieron la sensación de ser un equipo Champions. De nuevo fuera de casa el Valencia CF se estrella, el proyecto se diluye y la temporada se va un poco más al garete. Ya son pocos los que creen en el milagro de la Champions y no muchos más los que le dan margen a este proyecto, herido de gravedad, casi de muerte.
De inicio Celades cumplió lo que masculló en la previa y salió de inicio con Ferran Torres y Guedes. Eso sí, en esta ocasión de mediapunta hizo el portugués, mientras que el de Foios jugó pegado a la banda. En la zaga, ante el acoso aéreo salió Mangala. Los problemas, sin embargo, llegaron por bajo y bien pronto. El Éibar comenzó apretando, presionando muy, muy arriba obligando a Cillessen y Kondogbia a convertirse en dos centrales más. El Valencia CF no estaba cómodo y se notó.
Se echaba en falta la templanza de Hugo Guillamón. La presión asfixiante obligó a que Carlos Soler se metiera por dentro para tratar de sacar el balón jugado. En 10 minutos habían saltado por el aire todos los marcapasos valencianistas. Entre Cillessen arriesgando el balón a la hora de sacarlo, y el equipo sin saber sacar el balón, cedieron un córner que parecía poco peligroso. Y así era, sin embargo Kondogbia de forma incomprensible la remató con su pierna buena hacia dentro. Al primer cuarto de hora el Valencia perdía 1-0.
Parecía que el Valencia no conocía lo que se iba a encontrar en Ipurúa. El guión era el previsto y los de Mestalla no se lo habían aprendido. Además, el césped estaba blando y húmedo, con lo que los resbalones y las caídas eran la nota más habitual.
El silencio del VAR
Quedaba otro clásico en el Valencia CF: la jugada polémica. Esta llegó al filo de la media hora, cuando Gayà fue agarrado en el área. Jaime Latre rápidamente dijo que no era penalti y el VAR, que seguro que al contrario lo hubiera revisado, no dijo ni mú. ¡Qué raro!
Más puntas, nada de juego
El Valencia CF había mejorado algo pero sin conectar con Rodrigo Moreno, este equipo es vulgar. La salida de balón era pésima y el juego trabado. De hecho, se llegó al descanso sin una ocasión clara de gol. Se echaba en falta quizá a Maxi Gómez para pelear por alto, pero Celades apostó por Gameiro y sentó a Carlos Soler. En todo caso, era una apuesta ofensiva en pos de un resultado que mantuviera vivo el sueño de la Champions.
Guedes se fue a la izquierda, Ferran a la derecha (aunque fueron intercambiado posiciones cuando fue preciso) y Gameiro junto a Rodrigo en punta. Aún así, el juego no era fluido y el Éibar, mucho más acostumbrado a este campo y a este juego, empezó a acumular córners que hacían sufrir a la endeble defensa valencianista. En ataque las cosas tampoco iban mucho mejor. El Valencia de Celades no sabía cómo jugar, cómo hacer llegar el balón a sus atacantes. El partido en líneas generales era pésimo.
La solución de Celades, superado como todo el equipo, fue sacar a dos hombres de corte ofensivo como Florenzi por Wass y Cheryshev por Guedes. Poco o nada cambió la mala imagen del Valencia, superado en todo, en juego, en actitud, en los balones divididos. Nadie, ninguno estaba bien.
En el 83 Celades sacó a Maxi Gómez por Ferran Torres, mal hoy y pero el mejor centrador del equipo y para poner el epitafio a un horroroso partido, Mangala fue expulsado por doble amarilla cortando cualquier posibilidad de reacción. Cillessen como central era la mueca final de un partido y un proyecto que está agotado y que ya admite pocos remiendos. El Éibar ganó porque fue menos malo que el Valencia CF.
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