Lo que dicen los ojos del Valencia CF

Aunque uno sea periodista y, por momentos aparente ser una persona segura de sí misma, lo cierto es que tengo mi punto de timidez y mis inseguridades. Me ha costado años aprender a mirar a los ojos de la gente, a buscar más allá de lo que uno ve y escucha, a fijarme de verdad en ese lenguaje no verbal que es perceptible sólo cuando uno detiene el tiempo y pone sus cinco sentidos. Me pasa con las personas, pero también con las situación, con las entidades... me pasa con el Valencia CF

Cuando uno mira a los ojos del Valencia CF, al menos al de València, ve ilusión, ganas de olvidar el pasado reciente y ansias por reverdecer laureles. Pero no le da. De momento no da más que para gestos o intentarlo. El Valencia ante el Cádiz volvió a mostrar las costuras deportivas de una plantilla joven,  empequeñecida respecto a otras épocas gloriosas y que necesita tiempo y refuerzos. Ellos quieren, Gattuso lo escucho y le miro a los ojos y sé que quiere, pero no da. Simplemente lo que tiene ahora mismo no le da ni para Europa, ni para más.

Fuera del campo, cuando uno mira a los ojos del Valencia. Ve interés en todos los departamentos y el entorno por crecer, por acabar el Nou Mestalla, por conseguir más sponsors, por facilitarle la vida a un rey mago llamado Gattuso que ha venido para cambiar de arriba a abajo el club. Y eso mola. Mola porque ves que quieren, que, a poco que les den, sueñan despiertos con un club que deje atrás apreturas económicas, malos rollos y líos extradeportivos y vuelva a ser el Valencia que nos enamoraba a todos. Ahí aparecen soplos de aire fresco y nombres como los de Vicente Rodríguez, sin duda una gran idea para acercar el club a su gente. Y también el de Kiat Lim, el tipo llamado a dar el relevo a su padre. Alabo el gusto a quien pensó en el puñal de Benicalap para que vuelva al club. En su primera intervención dio el quid del asunto. "Es bueno que haya exjugadores de la casa para acercar el club a la afición". Pues eso.

Peter Lim y el Valencia CF

Pero al que no puedo mirar a los ojos porque no se deja es a Peter Lim y, claro, así es difícil saber qué piensa o cómo respira.

Precisamente, llegados a este punto, me veo en la obligación de hacer un inciso sobre Peter Lim. Mirando el otro día a los ojos de un viejo amigo metido en el mundo del fútbol y que vive en Madrid, hablábamos del Valencia y de cómo el de Singapur, a pesar de haber puesto una millonada en el club tenía una imagen pública a la altura del betún. Algo mal habrá hecho un tipo para que, aunque ha invertido su dinero en el club, la gente quiere que se marche, que se vaya. Ante el Cádiz, pañolada, gritos y cánticos otra vez.

Uno, que no es experto en nada pero de comunicación algo sabe, cree que el error desde que llegó es precisamente que él se equivocó distanciándose de la gente, de la afición valencianista. Lim no deja que le miremos a los ojos, que empaticemos o no. Esa barrera de 12.000 kilómetros y su forma de gestionar desde la lejanía ha generado un muro de incomprensión, de falta de empatía que es difícilmente recuperable. Gestos como los de su hijo de rebajar el número de acciones o que vuelva Vicente al club ayudan, pero sin duda el que más le congraciará con la gente es que hablara, que contara él que esos 35 millones de euros extra que va a poner a disposición del club en forma de otro préstamo en parte vayan destinados a fichajes para que el proyecto Gattuso empiece a recuperarse en LaLiga Santander y en la Copa del Rey en pos de Europa. Antaño eso era una obligación, hoy es un anhelo Esa sería, sin duda, la mejor campaña de marketing para Lim. Eso es lo que le diría yo si pudiera mirarle a los ojos. Feliz semana y feliz comienzo de año.

David Torres 

Delegado de ElDesmarque en Valencia

dtorres@eldesmarque.com