El VRAC, campeón de la Supercopa
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Valladolid está dispuesta a cambiar todos los tópicos que giran en torno al rugby español. Pepe Rojo engrandeció la Supercopa y la igualó en ambiente, nervios, emoción y sensaciones a las finales de Liga y de Copa, también con unos últimos minutos de infarto. Volvieron a demostrar ambos equipos, VRAC Quesos Entrepinares y Silverstorm El Salvador, que cualquiera pudo llevarse a sus vitrinas las últimas tres competiciones disputadas entre ellos. 13-9 en la Copa, 23-24 en la final liguera y 23-15 hace siete días. En esta ocasión, otro apretado 14-17. Difícil que exista más igualdad.
La balanza, que se había desnivelado a favor de los chamizos tanto en el Nuevo Estadio José Zorrilla en abril como en Pepe Rojo en mayo, y también una semana atrás en la tercera jornada de la División de Honor 2016/2017, cambió de lado y sonrió al VRAC, que se mereció una alegría después del incesante trabajo y tres decepciones consecutivas.
El Quesos de antes
El VRAC salió a por todas, recordando al todopoderoso Quesos de hace poco tiempo. Mandando en la primera melé, en la primera touch. En el primer contacto y en la primera carrera. Mirando a la cara a su rival, sorprendido por el fulgurante comienzo del Entrepinares. Sirvió para poner nervioso a El Salvador, que cedió dos castigos que no erró Gareth Griffiths. El 0-6 relajó a los de Diego Merino y despertó al Silverstorm, desaparecido hasta el ecuador de la primera parte. Poco a poco los blanquinegros fueron encerrando a los queseros y creciéndose en delantera.
El VRAC se atascó en ataque, pero se puso el mono de trabajo a nivel defensivo y salvó los muebles sin ceder ensayos. Jaime Mata recortó diferencias en el minuto 27 y empató el partido en el 32, cuando Alberto Blanco fue amonestado y enviado por Molpeceres al banquillo. Merino se vio obligado a mover ficha, dando entrada a Pablo César Gutiérrez en detrimento de Álvaro Abril, que volvería al césped con Blanco tras el paso por vestuarios (6-6).
Mamea y Castiglioni ensayan
Una nueva patada de Griffiths volvía a dar ventaja al Quesos en el marcador y, pese a que la reanudación parecía un calco del comienzo del encuentro, el empuje del VRAC duró menos que en la primera parte y el Silverstorm El Salvador lo aprovechó. Ello, sumado a una amarilla a Paila, mermó a los queseros y, tras varios minutos trabados y con poco juego, algo ya habitual en los derbis vallisoletanos, Mamea consiguió romper la defensa del Entrepinares. Jaime Mata falló con la transformación y el electrónico de Pepe Rojo se mantuvo con mínimas diferencias. No obstante, Mata sí acertó poco después entre palos y el marcador dejó un 14-9 que obligaba al VRAC a ensayar a quince minutos del final.
Y así fue. Una jugada de Paila por la parte izquierda del ataque quesero levantó a los espectadores de sus asientos. El neozelandés supo aguantar el oval para arrastrar a varios jugadores del Silverstorm y limpiar la zona derecha del campo. Por ahí percutió Fede Castiglioni, prácticamente sin oposición, para empatar el partido. Griffiths pudo romper la igualada, pero no acertó con la transformación.
Sobre la bocina
Parecía el encuentro condenado a la prórroga con menos de cinco minutos por delante, pero las últimas finales entre el VRAC Quesos Entrepinares y el Silverstorm El Salvador aconsejan no dar nada por hecho. Tampoco cuando un castigo favorable al Chami, centrado y aparentemente fácil, parecía que llevaría la Supercopa 2016 a las vitrinas de El Salvador.
Sudores fríos entre la afición quesera, que recordó los últimos minutos de la División de Honor, cuando las patadas decidieron la Liga. Pero los nervios traicionaron a Mata, que envió fuera de palos el oval, y fue el VRAC el que respondió. Desquiciado, el Silverstorm concedió un castigo a un minuto del final que Gareth Griffiths no desaprovechó y que dejó definitivo 14-17 que convierte al Quesos en el club español con más Supercopas, seis, y con la espectacular cifra de cinco consecutivas.