Un punto de mejoría
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La previa del Ponferradina - Promesas
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Miguel Rivera, nuevo entrenador del filial
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Carlos Pérez Salvachúa abandonó el equipo
Con la intención de cortar cuanto antes la mala racha que había provocado la marcha de Carlos Pérez Salvachúa y la llegada de Miguel Rivera, el Real Valladolid Promesas visitaba uno de los escenarios más complicados del Grupo I de Segunda División B. A pesar de ello, daba la cara y tornaba las malas sensaciones del inicio de Liga en un esperanzador futuro, después de completar un buen partido y rascar un punto ante la SD Ponferradina.
Quizás espoleado por la presencia de un nuevo entrenador en el banquillo, el filial mostraba de inicio una imagen muy diferente a la que acostumbraba en los anteriores encuentros. Muy bien plantado y con marcajes al hombre, disponía de las mejores opciones de peligro. Luis Suárez tenía la primera a los pocos segundos, demostrando el hambre con el que había salido al campo el equipo, pero su remate se marchaba alto. Poco después, el propio delantero colombiano pedía penalti tras una incursión, aunque era David Mayoral el que iba a meter el miedo en el cuerpo a los bercianos con una arrancada desde la banda derecha. El abulense ganaba la espalda a Álvaro Moreno y obligaba a Dinu Moldovan a cortar de forma providencial el peligro.
Con pocas ideas y menos juego, la Deportiva no se encontraba y transmitía malas sensaciones durante la primera parte, tal y como le había sucedido en anteriores compromisos. Solo Sergio Cidoncha, en una falta, probaba suerte con un disparo desviado que se marchaba fuera del estadio. Y es que el conjunto blanquiazul se limitaba a buscar el peligro a balón parado, con un filial que intentaba en todo momento parar las acometidas rivales con faltas como si del primer equipo de Luis César Sampedro se tratara.
Minutos antes del descanso llegaba la jugada más peligrosa de toda la tarde en una triple ocasión. Primero Moldovan salvaba el disparo de Javi Pérez tras la intentona de Luis Suárez. La pelota le caía a Mayoral, que tampoco tenía suerte, ante un Andy Rodríguez que terminaba apagando el fuego con muchos apuros. En la contra que se producía a continuación, los de Carlos Terrazas tenían también su opción, pero el cancerbero Guille Lara, una de las novedades en el once titular del Promesas, atrapaba el tiro de Yuri de Souza. Pero la parroquia local no estaba contenta y mostraba su malestar en la retirada a vestuarios de ambos equipos.
La segunda parte comenzaba como acababa la primera. La carrera de un Santy Samanes recién ingresado al terreno de juego sorprendía a la defensa, pero Javi Pérez nuevamente no acertaba a batir la meta local. La Ponferradina respondía en esta ocasión de forma rápida con un disparo de Néstor Salinas desde la frontal del área pequeña. Sin embargo, el Real Valladolid B seguía cómodo en el césped y el entrenador berciano decidía dar entrada a Iago Díaz y Juan Carlos Menudo, intentando tocar la tecla que cambiara el guión del duelo. Las dos caras nuevas daban otro aire a los bercianos. Instantes después David Caiado encaraba a un contrario, y disparaba con la zurda, pero la pelota se marchaba al lateral de la red, con parte del público celebrando el gol por el efecto óptico. El filial, aún con el susto, daba un pasito atrás. Desde ese instante parecía no ver con malos ojos el punto, lo que no quería decir que renunciara a la victoria. Los de Miguel Rivera fiaban todo su peligro a vertiginosos contragolpes que no terminaban de encontrar su premio.
Las jugadas elaboradas seguían brillando por su ausencia y el gol solo podía llegar a balón parado. Un centro de Caiado lo empalaba Iago Díaz con una gran volea desde la frontal para inaugurar el marcador, previo golpeo en Mario Robles, y de paso meter las prisas de nuevo a los blanquivioleta. Pero estos reaccionaban tan solo cinco minutos después, aprovechando un saque de banda que suponía un centro de Santy Samanes para que Javi Pérez, ahora sí, estableciera la igualada tras cazar el rechazo de Moldovan. Era el primer tanto que recibían los locales en el Estadio de El Toralín en cinco meses.
Con un entrenador visitante que pedía cabeza a sus jugadores para no dejar escapar el sudado botín, la Deportiva lo intentaba en los minutos finales. Los de Terrazas daban sus últimos coletazos, cómo no a través de saques de esquina, aunque el partido moría sin ningún cambio y con un punto de mejoría y uno más en la tabla, el segundo de la campaña, para el Real Valladolid B, que cortaba así su racha de cuatro derrotas consecutivas.