0-2, min. 71: Plata
1-2: Victoria de oro en El Molinón
El Real Valladolid confirmó un buen camino en el empate (1-1) ante la Unión Deportiva Ibiza el pasado miércoles pero, de la misma forma, perdió dos puntos. Por merecimiento, exigencia, necesidad y tiempos del partido, el empate supuso una decepción y un lastre muy alto para los de José Rojo, Pacheta, antes de su visita al Estadio de El Molinón.
La duodécima jornada de LaLiga SmartBank llevaba al Pucela al estadio del tercer clasificado de la categoría. Pese al buen momento de los de David Gallego, el Real Valladolid estaba tan exigido como necesitado. Tras la victoria (0-2) en el Estadio de Butarque y el empate en Zorrilla, la necesidad de conseguir tres puntos era alta y, por ello, El Molinón suponía una prueba de 'mucho nivel' para los de Pacheta.
Con todo, el duelo supone un gran éxito para ellos. Los goles de Álvaro Aguado y Gonzalo Plata otorgan al Real Valladolid la fuerza y la confianza necesaria para tomar el impulso que el equipo pedía en una fase de la temporada como ésta, en una semana como la vivida y en un estadio de la envergadura de El Molinón.
Intensa imprecisión
El Real Valladolid y el Sporting de Gijón tenían muchas ganas sobre el duelo en la previa. Tanto unos como otros tenían objetivos grandes para el encuentro y, así, buscaron sus cartas desde el pitido inicial. Si bien los locales arrancaron con fuerza, los pucelanos se fueron asentando en el juego y equilibraron el partido dentro de los registros que ofrecía el encuentro.
Desde la verticalidad que el equipo de David Gallego quiso imponer al juego, el Real Valladolid sufrió pero equiparó el domino con transiciones rápidas. Con fuerzas equilibradas, el partido estaba lejos del control de cualquier equipo porque ninguno conseguía imponer tranquilidad y dominio. Con ideas, sí, pero sin seguridad, la intensidad era protagonista pero sin esa estabilidad que quiere cualquier entrenador.
Ni Gallego ni Pacheta querían el partido que estaban viendo porque pese a tener ocasiones y acercamientos, el control no existía. Las segundas jugadas eran capitales y en una de ellas cambió el encuentro. Un balón suelto en el área de Diego Mariño terminó en la escuadra del excancerbero pucelano en una ejecución perfecta de Álvaro Aguado.
Revolucionados con el balón y sin control en acciones defensivas, una genialidad marcaba la diferencia en un encuentro en el que Sporting de Gijón y Real Valladolid querían imponer sus ideas, pero en el que no sabían ejecutarlo por la falta de control y dominio sobre los detalles del juego que se hacen diferenciales en partidos como éste.
Contención pucelana
El gol de Álvaro Aguado cambiaba el partido. El Sporting de Gijón sufría hasta el descanso y debía pasar por el vestuario para entender la segunda parte y sus nuevos objetivos. Los de David Gallego se rompían pero se reconstruían tras la reanudación y dominaban todas las facetas del juego en los primeros minutos de la segunda parte.
Era el momento local y tocaba que los blanquivioleta sufrieran y supieran hacerlo, como lo consiguieron en esos primeros instantes de los segundos 45 minutos. Desatados los asturianos en los primeros 20 minutos, el Real Valladolid se reencontró con su mejora tras superar la hora de juego. Una gran acción de Shon Weissman fue el preludio al segundo tanto blanquivioleta.
Una buena acción de Óscar Plano dejaba un balón suelto en el área local que, como Álvaro Aguado en la primera parte, aprovechó Gonzalo Plata para marcar territorio, pero no para dar el encuentro por sentenciado. La diferencia de dos goles conseguida en el minuto 71 duró sólo unos minutos.
Largo cuarto de hora
La reacción del Sporting de Gijón fue tan buena como inmediata y Uroš Djurdjević reducía distancia a falta de un largo cuarto de hora que debía defender un Real Valladolid al que le faltaban ideas en ataque pero que, a diferencia de otros partidos, sabía sufrir y aguantar la fuerza e insistencia del rival.
Sabiendo controlar diferentes exigencias del encuentro, los minutos pasaban y el Real Valladolid comenzaba a acariciar una victoria importante, exigente y necesaria. En un duelo de poder a poder, pero con mayor sensación de peligro de los locales, los tres puntos saben a oro en un equipo que confirma lo que aseguraba su entrenador en la previa y, ante todo, tras el último partido.
Este partido sabiamos que no sería facil pero es de los que hacen afición,el Real Valladolid dejo sus credenciales en el Molinón E. Castro "Quini" y se lleva los 3 puntos con mucho sacrificio porque aqui no se regala nada,los cambios contuvieron al Sporting pero no aportaron mucho en el contragolpe,en definitiva victoría de ORO que sabe tambien a Plata y les hemos Aguado la fiesta.SIEMPRE PUCELA.
Bravo así así, a por el próximo, ánimo, aupa pucela