3-2: Huesca crea un nuevo bache en el proceso

Cuatro victorias de forma consecutiva en el Estadio José Zorrilla y dos derrotas seguidas fuera de casa marcan y definen al Real Valladolid. El equipo de José Rojo, Pacheta, llegaba al Estadio de El Alcoraz con la seguridad de su versión local pero con la importante necesidad de confirmarse como visitante.

Así, el enfrentamiento ante la Sociedad Deportiva Huesca era capital y el Real Valladolid sólo supo conseguir estar dentro de los objetivos en fases muy concretas. Sin ejecutar con claridad en esas fases, el equipo, nuevamente, adolece de ser débil en contundencia en los momentos en los que es superior al rival y, así, los partidos se escapan. Duelos tan importantes como éste.

En esta ocasión, y de cara a la jornada 19 de LaLiga SmartBank, el Real Valladolid pierde una nueva oportunidad. Las dudas sobre la versión visitante se aumentan en un equipo que sufre un nuevo bache en el proceso de la temporada. Ésta se define ya como una campaña demasiado irregular para ser consistente y, después, para poder luchar por el gran objetivo del Club: los dos primeros puestos de la tabla.

Mala presentación

El Real Valladolid llegaba a Huesca con la necesidad de demostrar y con esa intención, ganar. Para ello, el inicio de un partido es capital y los de Pacheta se vieron superados. Sorprendidos por la propuesta del equipo oscense, los pucelanos estuvieron superados en los primeros 20 minutos. Sin claridad con el balón, el Pucela no llegaba con fuerza y superioridad al campo aragonés, pero los oscenses, sí.

Sin mucha insistencia pero con mucha fuerza, los de Xisco Muñoz contaron sus llegadas por goles. Adolfo Gaich, primero, e Ignasi Miquel, después, confirmaban las dudas del planteamiento de Pacheta y cuestionaban toda la evolución pucelana. Un marcador tan adverso sin llegar a la media hora de juego obligaba al Pucela a responder y a exponer, como así fue.

Desde el segundo gol local el Real Valladolid se hizo con cierto control del juego. Sin grandes ocasiones en los primeros minutos tras ese cambio de tendencia, el duelo llegaba al descanso y Andrés Fernández ya era uno de los jugadores destacados del partido. El portero intervenía en tres ocasiones con mérito y el duelo llegaba al descanso con esa dura derrota, pero con una tendencia muy diferente al inicio.

Nuevo partido y nueva inercia

El Real Valladolid estaba dominador. Lo estaba antes del descanso y lo mantenía después. La reanudación era pucelana y lo sería hasta el tanto de Gonzalo Plata. Ajustando diferentes detalles del esquema y de la propuesta blanquivioleta, el equipo visitante era merecedor de algo más y lo conseguía en el minuto 63.

Una acción lateral terminaba con un balón muerto en el área que el atacante ecuatoriano aprovechaba pero que generaba que el equipo perdiese la fuerza y la credibilidad que se había ganado. Con el equipo avanzado y en la búsqueda de llegar a la meta de Andrés, el Real Valladolid concedía metros a su espalda y, ahí, la SD Huesca revirtió el control pucelano.

Desde ese sensación, el Pucela se había hecho fuerte pero sin ella fue vulnerable y Jaime Seoane sentenció el partido. Una acción rápida generó un rebote que valió para que el máximo goleador de los oscenses matara el encuentro y las esperanzas pucelanas. Con el tercer tanto local, la derrota era una realidad y el golazo de Kike Pérez fue sólo un decoro a un nuevo golpe en la temporada y un gran bache a la credibilidad del proceso que quiere el preparador burgalés.