Unas lágrimas para olvidar en un partido para el recuerdo
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La afición celeste calló Old Trafford
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El sueño europeo se rompió en Old Trafford
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¡Qué poco faltó, Celta!
El Celta permitió a toda su afición creer hasta el último momento que llegar a la final de la Europa League era posible. No había mejor escenario para soñar que Old Trafford y los de Eduardo Berizzo lo hicieron bajo el aliento incansable del celtismo. La pena, que al final a los celestes le faltó un gol y toda la ilusión, toda la euforia de estos 10 meses de lucha se transformaron en unas tremendas lágrimas de desolación en los jugadores y en los seguidores.
Cuando Ovidiu Hategan pitó el final del encuentro, justo después de una clarísima ocasión de gol que va a pasar por la mente de todos una y otra vez durante mucho tiempo, llegó la desolación. Los futbolistas del Celta se tiraron al suelo, con las manos en la cara y las lágrimas en los ojos. Esas lágrimas se traspasaron también a los más de 2.500 celtiñas que había en la grada del 'Teatro de los sueños'.
Los canteranos, gente de la casa que ha llegado en cinco años desde Segunda división hasta toda una semifinal de la Europa League, estaban completamente abatidos. Como se puede ver en las fotos, Iago Aspas, Hugo Mallo o Sergio Álvarez estaban tremendamente afectados. Otro de los que más lo estaba era Guidetti, que tuvo en sus botas el gol en el último segundo y minutos antes en un remate de cabeza que se marchó fuera.
El sueco era uno de los jugadores a los que todos iban a consolar y, al final, terminó pidiéndole perdón a la afición por su error. Claudio Beauvue también podía haber tirado, pero él se sentía culpable, según lo que se pudo ver sobre el césped. Pero en general, toda la plantilla estaba
Tras un cara a cara de los futbolistas y todo el cuerpo técnico que lidera Berizzo con sus afición, entre aplausos y lágrimas, se retiraron cabizbajos del terreno de juego. Eso sí, el celtismo no paraba de animar y de cantar e hicieron que los suyos salieran de los vestuarios y se volvió a demostrar esa gran comunión que ha generado este equipo con su afición.
Una prueba es la frase que dijo minutos después el entrenador del Celta: Los jugadores lo sienten mucho. Por eso esas lágrimas y ese dolor al final del partido. Ellos sienten mucho lo que hacen, sienten la camiseta. Los que son de la casa han mamado esta filosofía y los otros nos hemos encargado de trasladarla a los que han ido llegando".