Bendito Aspas, bendito VAR
En puestos de descenso, así empezaba el Celta de Vigo el partido ante el siempre correoso Athletic Club. La victoria, por 2-0, del Mallorca ante el Espanyol dejaba a los de Fran Escribá en la decimoctava plaza de la tabla justo antes del segundo parón de selecciones. Si la victoria era casi imprescindible, el triunfo bermellón la convertía en obligada. Así salió el Celta a morder durante todo el partido, conscientes de lo que se jugaban esta mañana en Balaídos. El Celta ganó al Athletic Club, convenció por momentos aunque siguió mostrando un serio problema a la hora de generar disparos. Escribá se ha ganado dos semanas más de trabajo en la que ir afinando a un equipo en el que Iago Aspas, que rompió su mala racha, volvió a ser el desatascador oficial.
Aspas quería quitarse cuanto antes su gafe en esta temporada y no habían pasado ni 30 segundos cuando remató de cabeza un buen centro de Denis Suárez que se marchó lamiendo el palo largo de Unai Simón, que nada hubiese podido hacer.
Bien plantado en el campo, el Celta dominaba el esférico ante un Athletic replegado en su zona defensiva cuando su primera línea de presión había sido superada. Ya en el 10' dos acciones de Muniain trasladaban el peligro al área celeste. Dos acciones que encontraban respuesta en Rafinha, que aceleraba el ritmo del ataque vigués para convertir el encuentro en un correcalles de incierto desenlace.
Los minutos avanzaban rápidamente ante el buen ritmo que imprimían ambos contendientes al encuentro. Aspas volvía a gozar de una buena ocasión, tras centro de Rafinha en el 21,' en un remate desde el punto de penalti que rechazaba Íñigo Martínez.
Los de Garitano, ahora ya más retrasados, buscaban el camino del gol a través del balón parado ante un Celta claramente dominador y que vivía en campo rival tocando y tocando pero sin crear grandes ocasiones de gol. Buscaban reaccionar los leones pero el cuadro olívico seguía marcando el ritmo del partido sin llegar a disparar sobre Unai Simón.
Triangulación de fantasía
La primera mitad terminaba con un anticipo de lo que promete el Celta, una triangulación al primer toque de Rafinha, Aspas y Santi Mina que el vigués culminaba con un disparo desviado sobre un meta, Unai Simón, que no tuvo que intervenir a pesar del dominio celeste. El Celta volvía a naufragar en los metros finales.
Nada cambiaba al comienzo de la segunda mitad, el Celta vivía en la frontal rival sin ser capaz de generar una ocasión de gol debido a las eternas combinaciones, la mayoría horizontales, que no inquietaban a unos leones cómodos en su papel de equipo dominado. Agazapado en su área el Athletic esperaba paciente para soltar un zarpazo en forma de contra o balón parado como el que tuvo que sacar en el 54' Rubén Blanco tras una falta lateral botada por Muniain.
El juego se atranca y el Celta sigue sin inquietar
Poco a poco el partido se iba igualando, en gran medida por las constantes interrupciones en forma de falta del cuadro zurrigorri que impedían a los celestes tener continuidad en su juego. Las llegadas a la meta de Rubén, sin ser peligrosas, si iban siendo más frecuentes, por contra los de Escribá se alejaban, más y más, de la portería de Unai Simón.
Sancet, ya en el 68', probaba fortuna desde la frontal con un manso disparo que no supuso un problema para un Rubén Blanco que sigue siendo la mejor noticia del curso para un Celta incapaz de generar peligro. Escribá movía su once dando entrada a Brais Méndez por un castigado Rafinha. La entrada al campo del canterano fue fundamental.
Dos ocasiones, un VAR y el fin de la mala racha
El Celta gozaba de una clara ocasión por un error de la zaga rojiblanca, pero en su abuso por los pases no supo aprovechar el regalo bilbaíno. Ya en el 75', tres minutos después, Iago Aspas empujaba el balón al fondo de la mallas rojiblancas en una posición al límite del fuera de juego.
El colegiado, Medié Jiménez, anulaba momentáneamente el gol por fuera de juego a la espera de la certificación por parte del VAR. Tras un par de minutos de deliberación el árbitro señalaba el mediocampo dando por válido el tanto con el que Aspas rompía su mal arranque. Como hace dos cursos, con el mismo colegiado, el moañés marcaba en la octava jornada de Liga.
Aguantó el Celta los envites rivales, que fueron pocos, conscientes de que estos tres puntos eran fundamentales para llegar al parón de selecciones con un mayor margen de tranquilidad. Como siempre tuvo que ser Aspas el desatascador oficial de un equipo que no se entiende sin la figura del moañés. Bentito Aspas, bendito VAR.