Una carta de deseos para el 2020
El 2020 ya está aquí y en el Celta de Vigo se espera que sea el punto de inflexión a una mala racha de resultados que le ha llevado a pelear todo el 2019 por salvar la categoría. Esta es la carta de deseos para un 2020 en el que el equipo buscará mayor tranquilidad, tanto a nivel deportivo como institucional.
La salvación, sin agobios
El Celta se salvó la última jornada de la pasada temporada ante el Rayo Vallecano. Para este 2020 que mejor deseo que lograr la permanencia con holgura sin tener que llegar a las últimas jornadas haciendo números y cuentas o pensando en qué partidos pueden pinchar los rivales del Celta.
El celtismo no se merece ver a su equipo sufriendo, tampoco los jugadores que sienten el Celta como suyo. Son demasiados meses en tensión, jugando al filo de la navaja y un día se puede caer del lado que corta.
Recuperar el buen juego
Si por algo se había caracterizado el cuadro vigués era por un patrón de juego reconocible, donde el equipo era protagonista. El Celta quería el balón para dominar los partidos y buscar las victorias. Los malos resultados llevaron a una deriva en la elección de técnicos que propició que el equipo abandonase algunas de sus muestras más claras de identidad.
Con la llegada de Óscar, que ha tenido un inicio titubeante con malos resultados ante los últimos clasificados, se espera que el buen juego regrese a Balaídos y que con este lleguen los resultados.
Volver a pelear por la zona noble
Este curso parece que ya está cerrado, al Celta le tocará pelear por la salvación, pero a partir del próximo agosto se abrirá una nueva temporada en la que el equipo deberá luchar por algo más. Tras las malas experiencias previas pedir que se vuelva a luchar por Europa parece una utopía.
Pero al Celta hay que pedirle que luche al menos por estar entre los diez primeros de la tabla, algo acorde a su presupuesto y a los sueldos que cobran sus jugadores. A partir de ahí si hay rivales que fallen Europa podría estar más cerca, pero los pelear con Leganés, Osasuna, Mallorca o Granada no debe ser el objetivo del Celta.
Seguir disfrutando de la cantera
El Celta B tampoco lo ha pasado bien en 2019, pero en el filial hay jugadores con un enorme futuro. Sergio Carreira, José Fontán, Pampín, Iker Losada o Lauti están llamados a formar parte del primer equipo.
Muchos de ellos ya han debutado, hasta Iker Losada fue capaz de marcarle al Real Madrid. El 2020 puede ser el año de su explosión definitiva y ver a un Celta con cada vez más jugadores criados en A Madroa. Por detrás llegan otros talentos descomunales como Miguel Rodríguez o Gabri Veiga, que sin duda también acabarán haciendo disfrutar al celtismo en Balaídos.
Fin del conflicto institucional
Nadie duda de que el Celta tenga que defender sus intereses más allá de la parcela deportiva. En el fútbol profesional sin dinero no se puede hacer nada y el club sigue buscando vías para financiarse más allá de la televisión y de la venta de jugadores. Esto ha provocado conflictos con el Concello de Vigo y con su alcalde, Abel Caballero.
Sin entrar en quién tiene más o menos culpa, el deseo es que las declaraciones y acusaciones cruzadas terminen y que Concello y Celta vuelvan a sentarse para arreglar Balaídos, donde cada 15 días se sientan 20.000 aficionados que sufren los rigores de un estadio vetusto e incómodo en muchas de sus zonas.
Ver la ciudad deportiva de Mos
Las obras continúan en Mos, el objetivo del Celta es que la próxima pretemporada ya se pueda entrenar en la nueva ciudad deportiva, tanto el primer equipo como el conjunto filial. Esto dejaría A Madroa para el resto de categorías inferiores ya que equipos como los cadetes aún entrenan a medio campo.
Además esto permitiría a los jugadores de disfrutar de un césped de calidad y primer nivel ya que el estado de A Madroa, donde se han tenido que cancelar este curso infinidad de sesiones, deja mucho que desear.