Nàstic: El club de las segundas oportunidades

El equipo catalán cuenta con una plantilla experimentada que le pondrá las cosas realmente difíciles al Real Zaragoza en la lucha por el ascenso.

Quizá el de Emaná sea el caso más conocido, pero desde luego, no es el único. El centrocampista camerunés cuenta ya con 33 años. Hace ahora ocho, en el verano de 2008, Achille Emaná comenzaba a sonar con fuerza en el fútbol español tras su fichaje por el Real Betis. En aquella época, Emaná se convirtió en un jugador importante del equipo verdiblanco; con los andaluces descendió a Segunda División y también, consiguió el ascenso de nuevo a Primera. Después, un periplo interminable por clubes de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, hasta llegar al Cruz Azul mexicano; de ahí al Atlante y vuelta a empezar. De México a España para liderar este Nástic que ahora, después de apenas unos meses en Segunda, lucha por volver a la Primera División junto a su hermano Stephane.
Y es que el crecimiento de este Nàstic de Tarragona ha sido realmente sorprendente. Hace apenas un año, lograba el ascenso a Segunda División a costa de la SD Huesca, equipo al que superó en la primera eliminatoria de ascenso, la de los campeones de grupo. Tras un inicio dubitativo de competición, enlazó una racha de 12 partidos consecutivos sin conocer la derrota -que acabó precisamente en Huesca-, alzaron a los catalanes a la parte superior de la clasificación donde se encuentra ahora instalado, luchando incluso por el ascenso directo.
No hay que llevarse a engaño. El Nàstic es un equipo dirigido por un técnico joven -Vicente Moreno, de 41 años- pero que cuenta con jugadores de gran experiencia. Empezando por la portería. El mando recae sobre Manolo Reina. El guardameta andaluz, de 31 años, hizo su debut en Primera División en la temporada 2005-06 en las filas del Málaga y años más tarde, se consolidó en la máxima categoría como portero del Levante, con el que disputó cuatro temporadas entre Primera y Segunda División. Una historia similar a la de Iago Bouzón; defensa gallego de 33 años que debutó en la máxima categoría en la temporada 1999-00 con el Celta y que también ha jugado en Liga BBVA con Recreativo de Huelva y Córdoba. Otro ejemplo, Xisco Muñoz, que levantó incluso la copa de campeón con el Valencia en la temporada 2002-03 y que ha disputado encuentros de la máxima categoría con Tenerife, Betis, Recreativo de Huelva y Levante, además de con el propio Valencia.
Ellos son los veteranos, aunque no son los únicos. Además, un grupo de jugadores que buscan la redención, la oportunidad que un día se les escapó. Puede que forme parte apenas de la curiosidad o que hable de la supremacía regional de los equipos de la máxima categoría, pero el Nàstic cuenta con un nutrido grupo de jugadores jóvenes y de mediana edad, que en algún momento de su carrera, formaron parte de equipos filiales y que nunca gozaron de la continuidad en el primer equipo para mostrar lo que ahora son en el equipo catalán. Algo así es lo que le sucede a jugadores como Madinda, con pasado tanto en el filial como en el primer equipo del Celta de Vigo; Lobato, el fichaje frustrado del Real Zaragoza, que creció en La Masía; Pablo Marí y Sergio Tejera, ambos criados en la cantera del RCD Mallorca; Juan Muñiz, procedente del Sporting de Gijón y hasta la gran amenaza ofensiva, un Naranjo que pasó por las filas del Villareal B.
Además, no olvidar aquellos que no busca la segunda, sino su primera oportunidad. Jóvenes, o no tanto, que nunca han conocido otra cosa que la dureza del fútbol regional. Son aquellos que han pasado la práctica totalidad de su carrera entre la Segunda y la Segunda B y que ahora, se encuentran ante el que quizá sea el momento más importante de su vida deportiva. Jugadores como Ferrán, que tras un periplo por equipos valencianos (Castellón, Burjassot, Alzira u Olímpic de Xàtiva), recaló en las filas del Nàstic hace poco menos de tres años. Caso similar al de Xavi Molina, que salió del Reus camino del Alcoyano, de ahí al Atlético Baleares para acabar en el equipo tarraconense. Ellos son dos ejemplos de algo que se repite con otros de los nombres de la plantilla.
Por último, las apuestas más exóticas. Aunque es un equipo en el que la española es la nacionalidad dominante, hay también jugadores de Camerún, Gabón, Costa de Marfil, Israel, México, Georgia y Japón. Quizá estas últimas sean las que más llaman la atención. Una de las apuestas más curiosas es la de Giorgi Aburjania, un centrocampista georgiano de apenas 21 años que vive ,con esta, su segunda experiencia fuera de su país, tras una temporada en el Anorthosis Famagusta chipriota. La primera es la de Daisuke Suzuki, el defensa japonés de 26 años vive su primera temporada fuera de su país de origen, sufriendo la difícil adaptación del jugador asiático a la liga española, que también vivió en Zaragoza el bueno de Aria Hasegawa. El contraste, Aníbal Zurdo. El delantero, que sonó este invierno para el equipo blanquillo y cuya carrera es enormemente dilatada. Méxicano, pasó por las categorías inferiores de Atlético de Madrid y Valencia, jugando en España también para Guadalajara, Móstoles, Benidorm, Lanzarote, Leganés y más recientemente, Sabadell. De su época en el equipo arlequinado son los recuerdos de un auténtico 'killer' del área; coincidiendo por entonces con Lluís Carreras.
Con todos estos ingredientes y alguno más, se presenta el Nàstic de Tarragona en La Romareda. Un equipo hecho con retales tras el ascenso desde Segunda B que ahora lucha de tú a tú con el Real Zaragoza por conseguir subir de nuevo a Primera. Una mezcla de jugadores heterogénea que cuentan con un punto en común; ya sea la primera o la última, están ante su gran oportunidad.