La batalla de Numancia

En un pasado no muy lejano, viajar a Soria era una excursión para disfrutar de las gentes, las calles y la gastronomía de la ciudad castellana con la excusa del fútbol. Pero, no se sabe muy bien el porqué, en los últimos años ir a Los Pajaritos es como librar la batalla de Numancia. Nuestros hermanos sorianos han pasado de recibirnos como tales a hacerlo con insultos y como si fuésemos el equipo con el que tienen más rivalidad. Por eso, que nadie piense ir el sábado y encontrar esa hermandad anterior.

 
Es una pena, al igual que lo fue con Pamplona. Pocos jóvenes pueden imaginar esos viajes a la capital navarra en los que las dos aficiones se juntaban por la calle Estafeta y se vivía una fiesta previa al partido. Con Soria no ha ido la cosa más allá, pero en Los Pajaritos ya no se respira esa atmósfera fraternal de antaño. Y eso que hay gente en la Federación de Peñas del Real Zaragoza que se resiste a perder ese ambiente y lucha por recuperarlo. Al igual que hace mi amigo, Antonio Córdova, de la Peña Numantina 'El Picadillo'.
Las envidias y el complejo de inferioridad se apoderan del resto. Luego, todos se lamentan y nadie lo entiende, pero ocurre. Tampoco ayudó que el Numancia fuese el que más ahogo al Real Zaragoza en una decisión que tuvo que tomar la Liga con respecto al Fair-Play económico. Escribo estas líneas con ánimo de alimentar una reflexión colectiva para que no se pierda esa fiesta que se vivía en Zaragoza y en Soria. Más de 2.500 zaragocistas se desplazan este sábado. Que cada afición defiende sus intereses deportivos y que no se pierde algo tan bonito.