Entrenadores zaragocistas... al rescate

Víctor Fernández, técnico zaragozano y zaragocista, acude al rescate casi treinta años después de la primera vez. El entrenador salvó al Real Zaragoza en 1991 de descender a Segunda. Ha pasado mucho tiempo desde aquello, y ahora vuelve para cerrar el círculo. Entre medio, ha habido otros casos de entrenadores que vuelven al primer equipo del Zaragoza para rescatar al club.

Tal vez el más exitoso fuera el de Víctor Muñoz en 2004. El exjugador zaragocista (quien, por cierto, jugó bajó las órdenes de Víctor Fernández en la salvación de 1991), aceptó el reto de coger a un Zaragoza en descenso. Era el mes de enero y Paco Flores había dejado a los blanquillos antepenúltimos. Muñoz no sólo salvó a los aragoneses, sino que consiguió la Copa del Rey. Para lo cual se impuso en cuartos de final al Barcelona, nada más llegar, y posteriormente al Alavés en semifinales y al Real Madrid en una mítica final. El verano siguiente le ganaría la Supercopa al Valencia. Ese trofeo es hasta ahora el último título oficial del club.

Víctor Muñoz volvería a coger al Real Zaragoza en un contexto muy distinto. Diez años después, en Segunda división, con el descenso a Segunda B como posibilidad real. Aquel equipo llevaba siete jornadas seguidas sin ganar, y Muñoz lo revitalizó. Tres importantes victorias, ante el Real Jaén, Eibar y Córdoba (estos dos últimos ascendieron a Primera), cinco empates y tres derrotas para salvar a los blanquillos. No era fácil. Y es que en aquella temporada los problemas extradeportivos estaban a la orden del día. Tras eso, ese verano el club estuvo a punto de desaparecer, y las lágrimas de Muñoz ante la prensa fueron inolvidables. Ante esa situación se hizo fuerte: con él debutaron canteranos como Jesús Vallejo. El de Delicias puso los cimientos de un equipo que con Ranko Popovic se iba a quedar a menos de diez minutos de subir a Primera. Muñoz dio su último servicio en noviembre de 2014, tras una dura derrota por 2-0 ante el Numancia.

FERNÁNDEZ, SEGUNDO CASO CON LALO ARANTEGUI

En 2017 el Real Zaragoza también sufría por no bajar. Era la jornada 30. Raúl Agné había dejado al equipo a tres puntos del descenso. El recién llegado Lalo confío en César Láinez, entrenador del filial, para salvar los muebles. Tres victorias, seis empates y sólo tres derrotas. Una de ellas en la última jornada, ante el Tenerife, cuando ya se había sellado la permanencia. La situación era de emergencia y Láinez hizo lo que tenía que hacer: salvar a la institución de una posible desaparición.

Víctor Fernández, viendo unos precedentes en los que él también está, tratará de seguir engordando la lista de casos en los que se recurrió con éxito al zaragocismo militante para salvar al club del desastre.