Las lágrimas de Clemente

Tras casi un año sin poder disputar competición oficial, Enrique Clemente fue titular este viernes en el duelo entre el Real Zaragoza y el Elche en La Romareda. El jovencísimo canterano sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha en el mes de septiembre de 2018, lo que le obligó a perderse toda la pasada temporada. Ahora, el central ha vuelto a pisar verde y lo ha hecho debutando con una victoria del primer equipo y ante su afición. Y el defensor no pudo contener las lágrimas al finalizar el partido.

Unas lágrimas de emoción pura y dura que reflejan el final de un largo periplo de recuperación, una senda que, para Clemente, de tan solo 20 años de edad, se ha antojado eterna, casi interminable. Pero ahora ya todo acabó. Se ha adaptado a la perfección y cuenta para Víctor Fernández hasta el punto de incluirlo en el once inicial del equipo blanquillo. Esta situación, unida al gran talento del jugador, será sólo el principio de una gran carrera como profesional.

Por eso lloraba Clemente. Porque el camino es arduo, está lleno de piedras y baches, pero, como todos los caminos, por tortuosos que sean, tiene un final. Para el joven central, este final es volver a la competición tras 342 días y hacerlo demostrando que la confianza depositada en él por el club y el míster no son en vano.

Su renovación con el Zaragoza

Apenas una semana después de que se hiciera oficial por parte del equipo médico su grave lesión, el club de su vida le hizo una oferta. Una oferta que Clemente no pudo rechazar: el Real Zaragoza quería renovar su contrato hasta el año 2022.

Fue una apuesta segura que también ha servido al canterano para regresar con más fuerza tras la lesión.