El Real Zaragoza regala el partido en 10 minutos fatídicos

En el descuento de la primera mitad y en los primeros de la segunda parte el Real Zaragoza se empanó para no sumar ni un punto en la mejor oportunidad que tenía para volver a depender de sí mismo. El Rayo marcó tres goles en menos de 10 minutos entre el final y el inicio de ambas partes, con fallos defensivos e individuales, que hicieron inútiles los tantos de Atienza y Puado. Trejo puso la puntilla en el descuento.

Dos de los equipos a los que más les gusta tener y jugar con la pelota se enfrentaban. Por ello, se avecinaba un partido en el que el que no tuviera la pelota iba a sufrir. El Real Zaragoza, por fin, entraba bien al choque. Concentrado en todas sus facetas, pronto iba a tener su recompensa. Eguaras sacaba una falta alejada. Dentro del área esperaban varios jugadores. Entre ellos Puado, que de forma poco natural la peinaba. El balón queda medio muerto en el punto de penalti y Atienza, como si de un '9' puro se tratara, remataba a la media vuelta para introducir el balón en la meta de Dimitrievski. Gran gol del central andaluz, que servía para abrir la lata y para resarcirse, a nivel individual, de sus últimos fallos.

El cuadro de Víctor Fernández sabía lo que se jugaba y quería encarrilar pronto el encuentro. De hecho, antes de llegar al cuarto de hora, Puado metía el segundo. Pero el linier decretaba fuera de juego. Lo era y tras la revisión habitual del VAR, el colegiado anulaba el tanto. Poco a poco, el Rayo Vallecano fue haciéndose con el balón. Y por lo tanto, el Real Zaragoza iba a comenzar a sufrir. Los blanquillos se precipitaban y en cuanto tenían la pelota buscaban balones largos a Puado o Linares. Si hubiera estado Luis Suárez, otro gallo cantaría. Pero la velocidad no es la mayor de las virtudes de estos dos hombres de ataque del Real Zaragoza.

El Rayo, con balón, iba a comenzar a acercarse al área de Cristian Álvarez. Catena era el primero en asustar a la zaga zaragozana. Cabezazo forzado del central que acababa marchándose por encima del travesaño. Cuando los de Paco Jémez conseguían salir de la presión local, llegaban con mayor facilidad a las inmediaciones del arco. Álvaro García lo buscaba con centros al área, pero sin éxito todavía. Hasta que el que encontraba uno de esos balones era Juan Villar. El delantero cabeceó de forma inapelable el centro y Cristian tuvo que vestirse de santo para despejar el peligro. Paradón del meta rosarino, que no impedía que el miedo sí comenzara a meterse en los cuerpos de los zaragocistas.

Cuando parecía relanzarse el cuadro aragonés hacia el campo rival, Burgui encarrilaba el área pero Mario Suárez, ya con amarilla, le hacía una fea entrada por detrás que debía conllevar la segunda. Así se lo hacían saber los jugadores del Real Zaragoza. Le insistían, pero el colegiado no pensó lo mismo y le perdonó la expulsión. Esa misma falta acabó en la grada tras el lanzamiento de Puado.

El cuarto árbitro anunciaba que eran tres los minutos de prolongación. Y cuando solo quedaba uno... gol del Rayo Vallecano. Llovía un balón desde la banda izquierda que despejaba Atienza. La pelota caía para que Juan Villar, libre de marca, al igual que Mario Suárez, en el segundo palo, igualara la contienda con un gran disparo a bote pronto. Empataba el Rayo Vallecano al filo del descanso, para desesperación de Atienza, Víctor y demás miembros del cuerpo técnico.

La segunda mitad comenzaba igual que la primera acababa. El Real Zaragoza salía dejándole jugar a los vallecanos y se precipitaba cuando poseía la pelota. Y ahí es cuando sufre el equipo de Víctor Fernández. De Frutos estaba siendo un puñal para Nieto con balones a la espalda y controles que dejaban atrás al canterano. En una de esas, algo blando Nieto, De Frutos se adentraba y le dejaba en bandeja el gol a Juan Villar. Segundo tanto del cedido por Osasuna que dejaba helados a los zaragocistas.

Tan helados que los fallos que parecían haber desaparecido, regresaban. Atienza, que se había resarcido con el gol, volvía a regalarle el balón a un jugador rival. Álvaro García recibía ese balón y le recortaba para batir a Cristian por el palo largo con su pierna menos buena. En menos de 10 minutos de la segunda mitad, el Rayo Vallecano había puesto el 1-3 en el marcador.

Víctor ya había hecho su primer cambio entre ambos goles. Dani Torres se iba por Soro, que se marchaba a la banda derecha y Guti volvía a su posición en el medio junto a Eguaras. Algo que fue clave. El Real Zaragoza comenzaba a ver todo más claro. Y claro también vio el canterano el desmarque de Puado a la espalda de Catena. Gran balón que corría el catalán para batir con una precisa y preciosa vaselina al meta visitante. Gol que permitía recobrar la esperanza.

Quedaba todavía tiempo para intentar al menos el empate. El balón no tenía un dueño claro en ese tramo de la mitad de la segunda parte. Las ocasiones no llegaban claras y el Rayo cambiaba el esquema para poner cinco defensas y complicarle los balones filtrados al Real Zaragoza. Eso iba a ser uno de los factores que iba a privar al cuadro aragonés para al menos sumar un punto.

El final del partido fue bastante bronco y con poquísimo fútbol. Además el árbitro no supo administrar las emociones de los futbolistas y únicamente añadió cinco minutos de añadido. Inútiles para que el Real Zaragoza hiciera algo para empatar. De hecho, Trejo puso la puntilla con el cuarto gol. Otra oportunidad, quizás la última para depender de sí mismo, perdida para los blanquillos y ya van...