[Opinión] La importancia de los Emmy 2017
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La celebración de la 69ª de los Emmy ha resultado ser una de las más especiales, diferentes y celebradas de la última década. ¿Por qué? Porque ha resultado ser la celebración del talento en la diversidad, consiguiendo hitos históricos como que la mayoría de premios grandes hayan sido ganados por mujeres, o que Donald Glover sea el primer afroamericano en ganar la estatuilla de mejor dirección en comedia y mejor actor a la vez.
El mensaje, no obstante, ha sido muy contundente y claro: si quieres ver historias diferentes, bien tratadas y que expongan la vida y riqueza cultural de las minorías…vas a tener que esperar a que dichas minorías puedan contarlas. Absolutamente todos los ganadores de las grandes categorías han conseguido el éxito a base de ser ellos mismos quienes creyesen en su proyecto.
Series como Atlanta, Master of None o incluso Big Little Lies han surgido del esfuerzo de productoras/es, creativas/os y directivas/os que han creído en esas historias al margen de la norma. Historias que cuentan el cómo afecta el sesgo racial en los Estados Unidos, la violencia de género en las comunidades aparentemente idílicas, la dificultad de ser una persona no caucásica en un lugar donde ideologías como el supremacismo blanco están re-asentándose con fuerza…
En una industria donde las minorías son completamente ignoradas, algo como estos Emmy es un rayo de esperanza. Muchos dicen que son “los Emmy de las mujeres”. Pues sí, ya era hora. 69 años esperando a que, por un vez en la historia, el triunfo no lo acaparase los de siempre. ¿Sorprende que series como las premiadas tengan tanta calidad y sean tan buenas? ¿Que mujeres como Reed Morano hayan sido capaz de dirigir algo tan potente? Es una pena pero sí. La de cosas buenas que nos hemos perdido porque haya habido gente que impedía que gente como ella, o que series como las premiadas, hubieran podido triunfar antes.
Hace unos años hubiera sido difícil, por no decir imposible, tener el palmarés que hemos tenido este año. ¿Quién hubiera podido decir que una serie como El cuento de la criada tendría un hueco en los premios? ¿O que un episodio como el de San Junípero existiese? Después de años de relatos de señores de mediana edad en crisis, empecé a creer que quizá se pensaban que esas eran las únicas historias buenas o que mereciesen ser contadas.
Suerte que Hulu confió en la obra de Margaret Artwood y en el talento de todo el equipo que le ha dado vida. Suerte también que Nicole Kidman apostase por Big Little Lies. O que Donald se lanzase a producir su propia serie. O que maravillas como The Night Of nos hayan permitido ver el talento de Riz Ahmed.
Aunque suerte quizá no es la palabra adecuada. Definitivamente no, suerte no es la palabra.
Es talento. Son ganas. Necesidad de contar historias que no sean las de siempre, historias que nos enriquecen, nos ayudan a tener amplitud de miras y nos rompen por dentro para hacernos más humanos. Es valor, también. El valor de hacerle frente a lo hegemónico dentro de un mundo tan cerrado como es el de la industria televisiva en Hollywood.
Mi esperanza es que estos Emmy, que son la cumbre de la tendencia de años anteriores, ayuden a avanzar al cine también. Y no solo eso: que su influencia acabe por llegar a nuestras fronteras y dentro de nuestro país veamos relatos repletos de voces diferentes.