Oscar 2018 | Los archivos del Pentágono, o la opción más clásica
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Desde que la Academia decidiera ampliar de cinco a un máximo de diez las nominadas a Mejor película en 2009 (una decisión que vino provocada tras años de críticas de los cinéfilos que tuvo en la omisión de El caballero oscuro (2008) su punto de inflexión), siempre se cuela alguna candidata en la categoría que prácticamente sólo está ahí y en alguna terna más. Este año le ha tocado ese puesto, sorprendentemente, a Los archivos del Pentágono, penúltimo trabajo de Steven Spielberg y una propuesta que tenía todas las papeletas para arrasar en las candidaturas, como lo hizo en los Globos de Oro.
Pero quizá sea la pujanza de otras voces en un año donde la diversidad está tan presente, o que su lujuria oscarítica fuera tan evidente, pero la notable cinta de Spielberg solo ha recibido candidaturas como Mejor película y Mejor actriz, y en ninguna es particularmente favorita. Esto no supone un menosprecio a los méritos artístico-técnicos de Los archivos del Pentágono, que los tiene y son muchos, pero sí supone un interesante elemento para reflexionar sobre la temporada de premios.
POSIBILIDADES DE OSCAR PARA LOS ARCHIVOS DEL PENTÁGONO
Mejor películas: Bajas. Habrá seguro un grupo de votantes encantados con una película como ésta, heredera del espíritu crítico del cine de los 70 y con el claro referente de la magna Todos los hombres del presidente (1976), por sus consonancias y personajes compartidos, y la votarán con fervor. Pero no será un grupo tan amplio, y el cine de Spielberg lleva cinco décadas llegando hasta este punto de los Oscar pero sin llevarse finalmente las estatuillas. Tiene rivales mucho más potentes y presentes en la temporada de premios, y de continuar en el modelo de las cinco postulantes, no estaríamos hablando de ella en este momento.
Mejor actriz: Muy bajas. 21ª nominación para Meryl Streep, que cuenta ya con 3 Oscar, su trabajo no tiene tacha y es el centro de la parte más humana de la historia, que además se torna saludablemente reivindicativa de su dura posición como mujer en ese mundo y en ese año. Eso podría beneficiarle, así como el prestigio de la intérprete, para muchos la mejor actriz del mundo (viva o muerta), o el hecho de dar vida a un personaje real. Pero si ha estado de esas 20 veces, en 17 casos se ha limitado a aplaudir mientras otras recogían el trofeo, uno no puede dejar de ver inercia en los votantes. Algo que de seguro se ha aplicado aquí.