Jane The Virgin, la serie que nos cautivó y llegó a su fin

Ya han pasado unos días del final de Jane the Virgin, y algunas personas seguimos sin superarlo. Seguimos sin superar el final de una serie que nos ha dado tanto a lo largo de estos años, una serie que empezamos con un "¿qué estoy viendo?" y que al final nos ha hecho reír, llorar, aprender e identificarnos con sus historias por muy locas que hayan sido. Dado que la CW no ha seguido adelante con el spin-off que estaba preparando solo nos queda superarlo.. o no.

El éxito de esta serie ha tenido sus altibajos. Prometía poco o nada, especialmente por la cadena en la que era emitida (CW), la cual nunca había sido valorada por los grandes críticos. Los espectadores comenzaron a engancharse y la crítica a poner el ojo en ella. Una parodia de una telenovela, a pesar de que su creadora (Jennie Snyder Urman) siempre la ha tratado como una telenovela a secas, se hacía un hueco en la historia de las series más aclamadas.

En 2015 fue nominada al Globo de Oro a 'mejor serie de comedia o musical' y su protagonista, Gina Rodriguez, se llevaba a casa el premio a 'mejor actriz de serie de comedia o musical'.

Una temporada, dos, tres, cuatro.. La fama de la serie comenzaba a bajar, y sería un error decir que llegó a su quinta y última temporada con su mejor cara; desde aquellos Golden Globes no fue reconocida de nuevo por las altas esferas, a pesar de encontrar en algún que otro momento impecables actuaciones de sus actores.

El mundo de Jane Gloriana Villanueva se sacudía temporada tras temporada: una inseminación artificial siendo virgen, un tiroteo a su marido, la muerte del mismo y finalmente la reaparición de éste. Los cliffhangers eran habituales no solo al final de temporada, sino casi en cada capítulo. Los fans de esta serie nos unimos emocionalmente a las tres generaciones de mujeres Villanueva, a Rogelio de la Vega (#Rogelifans), Michael, Rafael y Petra. ¡Y al narrador con voz de latin lover! Uno de los factores más importantes y característicos de la serie.

La evolución de los personajes nos hacía crecer a nosotros también, sí, por muy cursi que suene. A pesar de hermanas gemelas malvadas, madres con garfio por mano y una villana que puede cambiar de aspecto a su antojo (straight out of a telenovela, right?), todo aquello que quedaba por detrás de lo inverosímil nos enseñaba importantes lecciones de vida. La dedicación y entrega hacia tus seres queridos, el no rendirse nunca y no abandonar sueños, las relaciones personales, enfermedades que nos cogen de imprevisto y cómo afrontarlas, etc.

Jane the Virgin es de esa series que se quedan con un pedacito de tu corazón. Ya tenía que acabar, llevaba un tiempo estirando un chicle que no daba más de sí, pero la vamos a echar mucho de menos. Quizás no ha terminado a gusto de todos, pero ha terminado con la esencia de la serie por todo lo alto y eso es lo más importante.