El espíritu del Euskaltel renace en el pelotón de la Vuelta

Ramón Orosa

Pozo Alcón (Jaén), 31 ago .- El espíritu del extinto Euskaltel-Euskadi, el legendario equipo naranja desaparecido en 2012 tras casi dos décadas en el pelotón, renace en esta Vuelta 2018 con la presencia del Euskadi-Murias y con movimientos de corredores que harán que la próxima temporada el equipo más seguido por la afición vasca probablemente sea el Astana kazajo.

El Euskadi-Murias, el sueño de Jon Odriozola a imagen y semejanza del Euskaltel que poco a poco va a haciéndose realidad, intenta retrotraer al que fue buque insignia del ciclismo de su tierra y busca un triunfo equiparable al del malogrado Agustín Sagasti en 1994, el primero de un Euskadi aún embrionario.

Aquella victoria en la quinta etapa en casa, en la Vuelta al País Vasco, abrió una lista de éxitos entre los que sobresalieron tres etapas en el Tour de Francia (Roberto Laiseka, Iban Mayo y Samuel Sánchez), otras tres en el Giro de Italia (Igor Antón, Mikel Nieve y Ion Izagirre) y doce en la Vuelta a España (Samuel, 5; Antón, 4; Laiseka, 2; y Mikel Nieve, una).

Una Vuelta 2010 que Antón tenía en sus piernas, y de la que era líder y gran favorito antes de caerse camino de Peña Cabarga; y el oro olímpico de Samuel en 2008, siendo corredor naranja, son otros hitos de un equipo al que la serpiente multicolor sigue echando de menos. Entre otras razones, por la 'marea naranja' que le acompañaba allá donde iba. A las grandes citas, en masa.

La búsqueda de protagonismo cada día en escapadas de los Mikel, Iturria y Bizkarra, Aritz Bagües, Héctor Saéz y Oscar Rodríguez Garaicoechea, así como el esfuerzo de Eduard Prades y Jon Aberasturi por incrustarse entre los mejores, el primero en los esprints y el segundo en la general, recuerdan la pelea del Euskadi iniciático de mediados de los 90 del siglo pasado.

Y ya el poderoso Euskatel de los últimos años, siempre World Tour y siempre con ambiciones, lo rescata el Astana no solo con la presencia de Omar Fraile y Pello Bilbao, sino también por los fichajes confirmados hace unos días de los hermanos Izagirre, Ion y Gorka, para la próxima temporada.

Los tres últimos fueron naranjas. A Fraile, más joven y renqueante en esta Vuelta por una caída en las primeras etapas, no le dio tiempo por la desaparición del Euskaltel en 2013.

Los cuatro se juntarán en 2019 en un Astana que seguro tendrá numerosos seguidores vascos por la presencia de los dos vizcaínos, en esta Vuelta más grises de lo esperado, y los hermanos guipuzcoanos centrados en que Ion logre un Top 5.

O un Top 3 si se da la ocasión. Como lograse Samuel en las Vueltas de 2007 (3º) y 2009 (2º) y el Tour 2010 (2º).

Fue esa la mejor época del Euskaltel. El equipo cuyo espíritu renace en una Vuelta aún sin Mikel Landa, figura en el Movistar, referencia del ciclismo español y presidente de la Fundación Euskadi. A la que no dudó en ayudar cuando fue requerido para su supervivencia. Para la pervivencia de la esencia del Euskaltel, del que la Fundación Euskadi fue origen y vivero.