Recorriendo la península: conductores de sueños en LaLiga
Para que todo salga a la perfección en un partido de 90 minutos, es fundamental el gran trabajo que hay detrás de los 22 futbolistas que juegan sobre el césped. Por eso, LaLiga es un auténtico espectáculo en el que cada detalle cobra importancia y donde todo cuenta: desde el líder del vestuario del equipo hasta el jardinero encargado del cuidado del césped. Pero si hay una imagen que se repite jornada tras jornada sea cual sea el escenario donde se dispute el encuentro, esa es la llegada del equipo al estadio. Uno de los momentos más especiales de la previa del partido y en el que la pasión por unos colores se desborda hasta límites insospechados. Un ritual que no se entiende sin la inestimable colaboración de la afición y sin el trabajo de personas como Javier Rodrigo, José Delgado, Raúl Otero y Sergio Iglesias, entre muchos otros. Sus vidas están sobre el asfalto y recorren miles de kilómetros portando unos colores. Los señeros de cada uno de los equipos a los que transportan en sus respectivos autobuses. ¿Cómo se vive la previa de un partido desde dentro del autobús? ¿Quién se encarga de poner la música en cada viaje? ¿Qué es lo más curioso que se ha dejado olvidado un futbolista? En ElDesmarque queremos dar voz a estos conductores de autobús sin los cuales la fiesta del fútbol no sería igual. Testigos directos de emociones, alegrías, ilusiones, tristezas, decepciones, estos profesionales del volante conocen de primera mano los entresijos que rodean a cada duelo y son una auténtica fuente de anécdotas.
José Delgado: del Villamarín al mundo
"Víctor Fernández quiso que yo estuviera aquí", relata muy agradecido José Delgado, el conductor del autobús del Betis. Como él mismo explica, lleva 25 años al servicio del Real Betis Balompié, aunque con el primer equipo "llevaré unos 16 o 17 años".
Antes de convertirse en el chófer del conjunto andaluz, "siempre viajaba por ahí haciendo kilómetros". Pero todo cambió cuando el técnico zaragozano Víctor Fernández estuvo en el banquillo del Betis: "Coincidí algunos servicios con él porque antes la empresa cambiaba de conductor para el equipo, según la disponibilidad. Pero él quiso que yo los llevara siempre".
Desde entonces, Pepe, como todos lo conocen y lo llaman cariñosamente, ha vivido muchos momentos junto al Betis. Ha visto pasar a varios entrenadores y a muchos jugadores, pero cuando se le pregunta por lo que siente en cada recibimiento cuenta que "es indescriptible": "Eso hay que vivirlo, describirlo cuesta trabajo, es totalmente diferente a lo que yo puedo contarte ahora a cómo se siente y se vive en directo, pero decirte que es impresionante... me quedo corto".
Pepe siempre está ahí cuando el Betis lo necesita. "Estoy pendiente del material, de llevar al equipo... los recojo del aeropuerto para llevarlos al hotel, del hotel al estadio, y del estadio al hotel, estación o aeropuerto dependiendo de si el partido es dentro o fuera de casa".
Con tantos años junto al equipo, conoce de cerca a los jugadores y cuenta que, "pese al poco tiempo que vivo con ellos" -en cada desplazamiento del equipo-, son "unos chicos estupendos". Aunque al que conoce desde hace más tiempo es a Joaquín Sánchez -desde su primera etapa en el Betis-, confiesa que no puede destacar a ninguno porque "todos son estupendos, no te puedo decir ninguno porque el trato conmigo es muy bueno".
Pese a ello, si tiene que elegir al más gracioso y al que más anima el autobús no tiene dudas: "Indiscutiblemente es Joaquín". "No lo verás en ningún momento enfadado con nada, nunca lo he visto enfadado. Ni antes ni después del partido, nunca se enfada con nada, mucha gente se cree que se comporta así cuando hay sólo gente delante. Y no es así, cuando está solo también es así, yo creo que se ríe hasta solo", comenta entre risas. "Él anima el desplazamiento cada vez que está, pero si no está, también vamos bien, es un buen grupo".
La tecnología también ha cambiado los viajes del equipo porque "antes el tema de la música era diferente". "Ahora casi todos llevan sus cascos y cada uno escucha la música que más le gusta". "Hay veces que tengo que mirar dos veces porque parece que el vehículo va vacío", explica entre risas.
Los resultados, como no podía ser de otra forma, influyen en el estado de ánimo y en el ambiente que se vive dentro del autobús: "A nadie le gusta perder ni al parchís siquiera, imagínate cómo va esta gente que es profesional y se dedica a ello". Tras las derrotas, "no sé si hay ambiente realmente... son de los momentos en los que parece que voy vacío y solo". Sin embargo, todo se transforma cuando se gana: "Es espectacular, la alegría que se respira".
Si hay algo que siempre llama la atención de Pepe es la cantidad de aficionados verdiblancos que se encuentran en cada viaje: "Es increíble el montón de seguidores que nos encontramos cuando jugamos fuera en cualquier sitio. Por todos los sitios en general, cuando menos te lo esperas, aparecen béticos... En Barcelona parece muchas veces que jugamos en casa. Aunque explica que el beticismo traspasa fronteras: "También nos encontramos con aficionados en Inglaterra y en Alemania cuando hemos ido en pretemporada".
Para los desplazamientos fuera de Sevilla, Pepe se planifica la ruta con el objetivo de estar en el destino del equipo para cuando la plantilla llegue en avión o en tren: "Suelo salir con antelación para que cuando ellos lleguen, estar allí y recogerlos para llevarlos al hotel".
El viaje más largo que ha realizado Pepe con el equipo fue a Manchester en pretemporada: "Estuvimos 17 días por Inglaterra". "También estuvimos en Alemania". Pero si hay un desplazamiento con el que se quede en su memoria es el viaje de vuelta al Villamarín tras el último derbi disputado en el Sánchez-Pizjuán. Era el día de Reyes y el Betis logró una importante victoria ante el eterno rival: "Fue increíble el recibimiento que nos dio la afición, espectacular".
Durante los partidos, Pepe los ve desde la grada: "Normalmente acompañado del conductor del equipo contrario, personal de seguridad...". Aunque no le da tiempo a ver el duelo entero, pues "unos 15 minutos antes ya salgo para coger el autobús, que solemos aparcarlo dentro de los estadios, y voy preparando el equipaje, el material y el picnic para los jugadores tras el partido".
Javier Rodrigo: una tradición de padres a hijos
Desde hace más de una década, Javier Rodrigo es el encargado de llevar al Valencia CF en cada desplazamiento en el autobús. Heredó el puesto de su padre y, como conductor del primer equipo del conjunto de Mestalla, es su primer confidente. De lo que pasa en la segunda casa de los jugadores, antes, durante y después de subirse al autobús, ha charlado con ElDesmarque, y no se ha dejado ni un detalle en el tintero.
Realmente, Javier lleva 28 años en el club, aunque siendo el chófer del primer equipo suma ya 11 años. "Llevamos casi cuarenta años trabajando con el club. Antes que yo estaba mi padre. El vínculo del Valencia y nuestra empresa es muy estrecho".
Hablar de los recibimientos de la afición en Mestalla en cada partido en casa, es algo que a Javier le pone "la piel de gallina". "La verdad es que es algo indescriptible, muchos son inolvidables".
Pero el valencianismo, cuenta este conductor, está presente en muchos sitios. "Nuestra afición nos recibe habitualmente bien en varias ciudades. En el Bernabéu siempre que se ha celebrado el partido en un sábado hemos tenido buenos recibimientos. En Barcelona también… afortunadamente somos un club querido y que nos hacemos de querer".
Después de tanto tiempo acompañando y llevando a la plantilla, Javier Rodrigo también suma en las derrotas. Después de haber perdido, este conductor cuenta que "siempre que puedes les lanzas una palabra de consuelo o de alivio. Les dices que es un partido más, que hay que pensar en el siguiente. Ese es el granito de arena que puedes aportar". Sin embargo, cuando el Valencia gana admite que "la alegría se desborda, hay más ganas de hablar, conversar, de pedir cosas, música. Una victoria les relaja y eso suma".
El autobús es un lugar en el que uno se puede encontrar casi de todo. El conductor valencianista explica que los futbolistas se han olvidado de todo: Relojes, ipads, ordenadores, carteras, gorras, gorros, de todo… las llaves del coche y luego te llaman y te dicen ‘Javi, me he dejado la llave del coche, mira a ver si se ha caído'. Cualquier cosa me he podido encontrar".
De sus numerosas anécdotas al volante, recuerda un percance en Biarritz del que finalmente salió airoso: "Se me bloqueó el autobús, puertas, maletero y todo… El equipo acababa de aterrizar y tenía que ir a por ellos, pero lo solucioné con un cable gracias a un aficionado".
Después de conocer a muchos jugadores durante estos más de diez años, destacaría entre los futbolistas que más animan en el autobús "indudablemente a Joaquín"; "pero también a Albelda, Cañizares, Angulo y Villa eran grandes personas". "Hoy en día a Parejo, tengo muy buena relación con él". Y recuerda que "el colectivo como tal que se notaba que había buen ambiente y más bromista era el de la época entre 2007 y 2009".
La concentración del equipo antes de cada partido durante el trayecto en el autobús es máxima y, pese a lo que pueda pensarse, los entrenadores no aprovechan para dar una última charla: "En el autobús, el equipo ya va concentrado hacia el partido, y son algunos comentarios particulares, pero poca cosa".
Cuando viaja solo en el autocar, Javier explica que es "muy curioso" porque "a la gente le llama la atención el vehículo enseguida". "Muchos te pasan, se paran, tratan de hacer fotos y te ponen en algún aprieto porque no se dan cuenta y te provocan frenar, adelantar… te ponen en peligro. Más de una vez, de dos, o de tres… Ves un coche que se para delante, después al medio, luego atrás... que te están haciendo vídeos…".
Para Rodrigo, ser el conductor del Valencia es "una gran ilusión y una gran experiencia". "Me siento afortunado de poder llevarlos, es algo inolvidable", concluye.
Sergio Iglesias: el deportivismo que va más allá de Riazor
En el caso del Deportivo de La Coruña, hay una peculiaridad: son dos conductores los que llevan al equipo dependiendo de si juegan en casa o fuera. Sergio Iglesias es el encargado de conducir el autocar blanquiazul en los partidos que disputa el equipo coruñés como visitante desde hace 12 años. En los partidos que se juegan en Riazor, es "el hermano del jefe" el encargado de realizar su tarea.
Ante esta circunstancia, el chófer deportivista, que confía plenamente en el ascenso a LaLiga Santander al final de esta campaña, admite que le gustaría que éste se produjera fuera de casa: "Las dos veces que ascendimos en estos últimos años siempre fue en casa, y yo estaba aquí (A Coruña) también. Sería diferente verlo fuera".
Tal y como explica Sergio, "el Deportivo no lleva el autobús a Europa, por lo tanto los viajes más largos siempre los hacemos dentro de España: Cádiz, Girona o Almería suelen ser los más largos que se hacen cada temporada en función de si estás en Primera o en Segunda y de si lo están ellos".
Lo mejor de trabajar con los futbolistas, en opinión de Sergio, es que es "gente de muy buen trato, da gusto estar con ellos". Asimismo, indica que "después de tantos años con muchos de ellos tienes amistad. Es entretenido, es interesante y a mí me tratan como a uno más del club. Estás trabajando con un equipo profesional, y si te gusta el fútbol y el deporte pues está muy bien. Es un mundo distinto". "De hecho, ellos llegan, te saludan… todos los años empieza gente nueva y otra se va, pero en poco tiempo ya te llaman por el nombre. Eres un compañero de viaje más para ellos", añade.
Por eso, este conductor explica que "te da pena que se vayan los futbolistas y los entrenadores". Aunque, "sí es verdad que cuando yo empecé con esto, la plantilla se mantenía más con el paso de las temporadas y ahora hay más cambios, y al final siempre te da pena que se vayan".
Cuando Sergio va solo con el autobús para algún partido fuera de casa, "siempre te encuentras con algún gallego o algún aficionado del Deportivo que se te acerca al autobús a saludar. Este equipo creo que genera simpatía allá donde va".
Pese a que en el autobús del Dépor, cada jugador lleve su música en los cascos, "lo que sí tenemos en el autobús es televisión, y se ve el fútbol". "En cualquier momento que ellos suban, si hay partidos de fútbol, se los pones. Ellos son futbolistas 24 horas, así que están pendientes".
Los recibimientos al conjunto herculino lejos de casa son buenos porque "el Deportivo tiene muchísima afición". "A veces vas a algún lugar y ha llegado a haber 2.000 personas desplazadas. Parece que estás en casa", apunta Sergio.
De su dilatada experiencia al volante del autocar deportivista, recuerda con especial cariño al exjugador blanquiazul Andrés Guardado: "Era uno de los que más animaba en el autobús".
A pesar de su cercanía con los futbolistas, cuando el equipo pierde considera que "lo mejor en esos casos es pasar desapercibido". "Ellos son un grupo y quienes se animan o se consuelan. En esos momentos, lo ideal es quedarse en un segundo plano y que sean ellos mismos quienes gestionen la situación", señala Sergio.
Asimismo y en la intimidad de cada viaje, este conductor explica que "no es nada habitual que los entrenadores den alguna charla en el autocar". "Suelen darlas siempre en los hoteles y ya quedará todo dicho. Alguna vez, alguna consigna de última hora, pero no recuerdo. Sobre todo a la hora que van para el partido está todo bastante serio y cada uno se concentra a su manera. Unos con su música… no se escucha ruido desde mi posición".
Una de las cosas que más le gustan de su trabajo es conocer "estadios, lugares e incluso personas alrededor de los equipos de fútbol": "Siempre hay veteranos ilustres del Dépor o de otros equipos a los que te encuentras en los hoteles. Muchas veces, sólo los has visto por la tele, así que es bonito", detalla Sergio.
Raúl Otero: una familia fuera y dentro del terreno de juego
Y si Enrique Castro 'Quini' continúa estando presente en la memoria de todo el sportinguismo, también lo está en Raúl Otero. Es el conductor del autobús del Sporting y eso es gracias, en parte, a 'El Brujo': "Me tocó hacer un viaje y después Quini se empeñó en hablar con la directiva para decir que tenía que ser yo. Se empeñó en que yo los llevara".
Raúl se siente como un miembro más de la plantilla. De hecho, "es una de las cosas que más me gustan de mi trabajo y me llevo muy bien con ellos". Pese a ello, este conductor explica que "normalmente nunca hablo con ellos de cuestiones de fútbol. Ni con jugadores ni tampoco con el entrenador. Sí que les animo, desde que se empiezan a bajar del autobús. Cuando las cosas salen mal es cuando verdaderamente les animo. A cada jugador que se va acercando al autobús le doy un abrazo, incluso a alguno le doy un beso".
Recuerda con especial cariño a Manolo Preciado, "fue un entrenador muy especial para mí". "A Preciado le gustaba mucho arrimarse a los jugadores. En el autobús y en los comedores también", apunta Raúl. Con el técnico cántabro, guarda en su memoria otro bonito momento como fue "el recibimiento en la previa del ascenso que logramos con él, fue espectacular".
El viaje más especial que este conductor ha vivido con el Sporting ha sido precisamente uno en el que no iba en autobús: "El club decidió que fuera con ellos en avión a Sevilla, jugamos con el Betis y subimos a LaLiga Santander".
En el interior del autobús, "hay mucha gente que piensa que todo es una fiesta, pero de eso nada". "Se nota que se está bien, que están contentos cuando ganan. Y cuando salen mal las cosas el autobús viene apagado, parece que no llevo a nadie", indica el chófer rojiblanco.
Con su experiencia, Raúl puede decir que "hay futbolistas que prefieren el autobús antes que viajar en avión. Muchos de ellos vienen muy contentos en vez de tener que esperar en los aeropuertos".
Entre los despistes de los jugadores, el conductor rojiblanco destaca "sobre todo los móviles". "También se dejan las gafas, los cargadores, pero cosas raras ninguna..." y recuerda cómo Nacho Cases "era raro que no se olvidara todos los días el neceser".
En la música del autocar sportinguista "hay de todo". "Ponemos salsa y les gusta, hay mucha variedad". "Los jugadores también participan en la elección musical con sus cd's, pero también están mis discos. Tengo libertad también para ponerlos, les vale. Por eso, estoy tan contento, me considero uno más. Si mañana les pongo una canción de Manolo Escobar, te aseguro que no hay ningún problema", afirma Raúl.
Sin un sitio fijo en el que seguir los partidos, pues a veces lo ve desde la grada y otras desde los palcos de los jugadores, Raúl confiesa que si hay algo que ha aprendido en este trabajo es a "cuidar las formas": "En El Molinón, quizá sea el primero en saltar cuando hacemos gol, pero fuera de casa, nunca. Ya puede meter 18 goles el Sporting que yo ni me inmuto".