El efecto mariposa (y el sudamericano sub 20)
Ave maría Purísima. Confieso que he pecado; no he leído en bastante tiempo ningún libro al completo. Debe ser que me aburren, que no he interiorizado el hábito o no encontré el gusto que se le presupone. Soy más de ingerir lecturas de rápida digestión, algo así como el fast food deportivo en forma de artículos, o incluso escribirlos… algo que me permita estar al día pero que no me requiera constancia. Pero eso sí, la mayoría de ellos relacionados con el fútbol.
Estos días me ha venido a la cabeza uno de esas últimas obras que leí completas hace años, “Bienvenido al mundo real”, que escribió el ahora en apuros judiciales, Sandro Rosell (por cierto, capítulo aparte y totalmente recomendado el apartado que narra cómo se fraguaron los JJ.OO. de Barcelona, los cuáles cambiaron la mentalidad y cultura deportiva de este país). En dicha obra, habla de un concepto que él denomina “El efecto mariposa”. Este concepto plantea la correlación de hechos inconexos aparentemente entre sí, pero que desencadenan un patrón de acontecimientos común (“cómo el aleteo de una mariposa en un lugar del mundo puede provocar un huracán en la otra punta del mismo”, según Sandro).
Pues bien, estos días (del 17 de enero al 10 de febrero) cientos de mariposas jóvenes, con un balón, están aleteando en el sur de América… y la competición se adentra en su tramo decisivo.
El Sudamericano sub 20 es una de esas citas ineludibles para el buen aficionado al fútbol y, por supuesto, para los profesionales de los clubes más importantes del mundo. Los ojos del planeta fútbol, no pueden apartarse estos días del torneo.
Pero este aleteo, choca a veces con la realidad o legislación vigente en algunos lugares del mundo: el “Governing Body Endorsement Requirements for players” en Inglaterra es algo así como los requisitos que establece la FA para conceder un permiso de trabajo a jugadores extracomunitarios. Inglaterra... cuna del fútbol, con probablemente la mejor liga doméstica del mundo, clubes con tradición y poderosos a nivel económico.
El Governing Body Endorsement establece (a grandes rasgos) que para otorgar el permiso de trabajo a un futbolista extracomunitario debe dar un “valor añadido a su competición”. Para demostrarlo, el futbolista en cuestión debe pertenecer a una federación con ranking FIFA entre los 70 mejores (actualmente todas cumplen este baremo, pues Bolivia ocupa el puesto 59 siendo el último sudamericano) de un total de 207 federaciones, durante los dos últimos años y que dicho jugador haya participado el 75% de los compromisos internacionales con su selección absoluta, también en los dos años anteriores exceptuando los periodos de lesión-.
Esta norma podría ser irrelevante, anecdótica o baladí si pensamos que es reciente, relativa al Brexit o que sólo afecta a casos aislados y menos conocidos para el aficionado (los últimos, el vinotinto Peñaranda -Watford- o el jugador del Girona, Douglas Luiz -Manchester City). Ya en la última década, el búlgaro Popov y Joel Campbell vieron frustrados sus permisos de trabajo al Blackburn y al Arsenal respectivamente y tuvieron que ejercer su profesión en otros lares del Viejo Continente.
Pero esta legislación puede llegar a convertirse en traumática para los clubes ingleses, si pensamos que en su día se vieron frustradas las llegadas por este motivo de las ahora estrellas mundiales James, Falcao, Di María o Agüero… y a unos precios, más que asequibles de los que finalmente pagaron por ellos el Chelsea (Falcao) y los dos clubes de Manchester (por Di María y Agüero) años más tarde.
Pero como siempre ocurre en la vida, lo que para algunos es un obstáculo, para otros resulta una oportunidad y desencadena un nuevo “efecto mariposa”. Pese a la restricción descrita, los clubes ingleses siguen fichando talentos emergentes en estas latitudes y torneos, trazando como estrategia la cesión a clubes de países donde la normativa sea más laxa para obtener un segundo pasaporte comunitario, o bien encontrar ligas competitivas y donde la proyección internacional del jugador no deje de crecer. He ahí donde aparecen las ligas (y la oportunidad) para los clubes de Portugal y España, beneficiadas por el tema idiomático, semejanza cultural y la supuesta rápida adaptación del jugador sudamericano. No es casual que Di María, Agüero, James, Falcao o Joel Campbell transitaran por la liga portuguesa o española antes de recalar en la Premier League.
Actualmente, los clubes más poderosos en las islas británicas (Chelsea, City o United) tienen en Bélgica, Holanda o España algún club convenido o satélite (Vitesse, Twente, Amberes o Girona).
Así pues, este “aleteo restrictivo” para los clubes ingleses traerá seguro nuevas oportunidades para nuestros clubes. No obstante, dicha limitación también puede servir como estrategia de negociación de nuestros clubes poderosos para captar a esos jugadores sudamericanos, jóvenes y talentosos (como lo pudo ser con Vinicius o Rodrygo, del Real Madrid el pasado verano).
Como decía antes, el sudamericano sub 20 es un espectáculo, un “pasen y vean”, para relajarse y disfrutar de buen fútbol y conocer futuras estrellas.
Si ustedes quieren ser testigos invisibles, indirectos pero entendidos de toda la cascada de operaciones de mercado que generará el torneo y del destino de algunos jugadores, no olviden que será, en parte, por el “Governing Body Endorsement Requirement for players”… o, si no se acuerdan de este nombre, mientras tengan una charla con sus amigos en una barra de bar, díganles que fue en parte por “el efecto mariposa”.
He leido 3 posts tuyos y se me hacen muy buenos. Me tocó ver a Rodrygo jugar el sudamericano sub 20 y dijeron "lo vendieron hace por $45M, aunque metio 2 goles ese partido pense que estaba sobre valorado, hoy dia me dio cuenta lo equivocado que estaba. Muchas gracias por compartir