Roland Garros, un pie en el pasado, otro en el futuro
Luis Miguel Pascual
París, 23 may .- La edición de Roland Garros de 2019 se disputará en un ambiente particular, entre andamios y grúas, con un pie puesto en el complejo tal y como se conocía hasta ahora y otro en el que, a partir del año próximo, pretende dotar al torneo de una nueva dimensión.
La edición que comenzará el próximo domingo, pero que a lo largo de toda esta semana está viviendo la fase previa, será la última en la que la pista central, la Philippe Chatrier, esté desprovista de un techo retráctil.
Dotarle de ese techo fue el desencadenante de una profunda reforma, que se ha ido abriendo paso a lo largo de años, sorteando obstáculos administrativos y negativas de los vecinos, y que tras más de tres años de obras estará terminada el año próximo.
Roland Garros, el más pequeño en superficie de todos los Grand Slam, ganará metros, pero sobre todo permanecerá en su ubicación tradicional, a pocos kilómetros del centro de la ciudad, una seña de identidad que los organizadores quieren poner de manifiesto en contraste con Wimbledon, y los Abiertos de Australia y Estados Unidos.
Los espectadores de esta edición verán dos grandes novedades. Por un lado, la pista central presentará un nuevo aspecto, con las gradas renovadas para permitir mayor comodidad a los 15.000 asistentes.
El verde de los asientos tan característico de la pista ha dejado paso a un color madera, material con el que han sido construidas las butacas que antes eran de plástico.
La grada ha sido enteramente renovada, así como el interior, aunque todavía no esté listo para su uso. También es algo más alta, aunque eso es casi imperceptible para el espectador.
Las instalaciones que albergaba en sus entrañas la Philippe Chatrier han sido diseminadas de forma provisional en otros lugares del complejo, a la espera de que el año próximo la infraestructura reaparezca con todo su esplendor. Por el momento, los tenistas conocerán un nuevo interior, con más instalaciones y comodidades.
Un brillo que este año acaparará la recién llegada, la Simonne Mathieu, construida en un terreno adyacente pero que, gracias a un pasillo, forma parte integrante del complejo.
Inaugurada en marzo pasado, con capacidad para 5.000 espectadores y un aspecto rompedor, la nueva pista se convierte en la tercera por tamaño y los organizadores apuestan mucho por su atractivo.
Y por su nombre, ya que han elegido el de una combatiente. En la pista, con 12 victorias en Grand Slam en los años 30, y fuera de ella, con una lucha en las filas de la resistencia del general De Gaulle contra la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Hundida en el terreno, enclavada entre jardines, extensión de los invernaderos que la rodean, jalonada de materiales transparentes, la Simonne Mathieu solo será superada en capacidad por la Chatrier y por la Suzanne Lenglen, inaugurada a mediados de los 90 y que le dobla en capacidad.
La Pista 1, conocida como la "plaza de toros" por sus gradas circulares que acogen casi 4.000 espectadores, se mantendrá esta edición, al término de la cual comenzará a ser derribada para acoger en su lugar una gran explanada para el público.
A ellas se suma la pista 14, abierta el año pasado, por lo que la edición contará con hasta cinco estadios con capacidad para, al menos, 2.000 espectadores.
En total, se han invertido más de 400 millones de euros en las obras de renovación. Roland Garros cuenta con hacer una impresionante inauguración en la próxima edición. Por ahora, el torneo se resigna a adaptarse a una edición en plena renovación.
