Los velocistas no defraudan en su entrada en acción
José Luis Sorolla
Alicante, 26 ago .- Los velocistas tuvieron que esperar en la Vuelta 2019 a la tercera etapa, algo que no suele ser habitual en las grandes vueltas, aunque cada vez menos, para mostrar sus condiciones, y en Alicante pudieron hacerlo.
La capital alicantina llevaba 25 años, desde que en 1994 se impuso el italiano Simone Biasci el séptimo día, sin albergar un final de etapa y en esta ocasión lo hizo con un final claramente destinado a los esprinters.
Los velocistas cumplieron sin defraudar las previsiones. El vencedor fue uno de los que ya saben lo que es ganar una etapa en una llegada masiva en el Giro, el Tour o la Vuelta, el campeón irlandés Sam Bennett (Bora-Hansgrohe).
Bennett presentaba una hoja de resultados impecable en su última participación en una prueba previa a la Vuelta con sus tres triunfos de etapa consecutivos en el Binck Bank Tour. En la Vuelta venía dispuesto a ratificarlo y a la primera oportunidad logró su objetivo.
La Vuelta no ofrece en su diseño demasiadas oportunidades de lucimiento para los hombres bala del pelotón, por lo que su objetivo claro y rotundo es no dejar escapar ninguna de ellas.
Tras Alicante, tendrán la llegada valenciana en El Puig este miércoles para lucirse por segundo día consecutivo y luego deberán esperar diez etapas hasta que les llegue la siguiente oportunidad. Será en la decimocuarta jornada, con final en Oviedo.
Hasta que llegue ese momento deberán armarse de paciencia, aunque habrá que ver si son capaces de tenerla.
En el transcurso del viaje entre Ibi y Alicante ya dejaron ver claramente sus intenciones tanto Bora-Hansgrohe, como Deceunink-Qiuck Step para el holandés Fabio Jakobsen y el UAE Emirates para el argentino Fernando Gaviria. Ellos se encargaron de marcar cuando era necesario el paso de control del gran grupo para que nada impidiese en este día el esprint masivo.
En esta ocasión, la presencia de una tachuela, el tendido y suave puerto de Tibi a 37,8 kilómetros del final, que se preveía benigna y que apenas iba a provocar peligro, destapó las limitaciones de algunos de ellos.
En su ascensión, Jakobsen se quedó pero pudo enlazar con el pelotón. Gaviria, todavía más justo de fuerzas, gastó sus últimas balas junto a dos de sus compañeros durante algunos kilómetros para intentar reintegrarse pero terminó cediendo.
El colombiano, que ha sumado al menos un triunfo parcial en cada una de sus cuatro participaciones entre Giro y Tour, debutaba en la Vuelta con el objetivo de unirse al selecto grupo de ganadores de etapa en las tres grandes.
Bien por la caída de la contrarreloj por equipos inicial que sufrieron todos los componentes del UAE Emirates o porque no está tan fino como creía, dejó escapar esta primera oportunidad. La segunda será este martes.
Por su parte, el campeón holandés ha mostrado un gran nivel esta temporada con cinco triunfos parciales y deberá esperar a la siguiente cita para ver si puede guardar algo más de fuerza en la llegada masiva. Su reto en su debut en una gran vuelta es añadir a la docena de victorias que luce en su palmarés una nueva muesca con una etapa de la Vuelta.
A falta de dieciocho etapas por disputar, las oportunidades que le quedan en esta 74ª Vuelta al grupo de velocistas, además de la Oviedo, se reducen a otras tres, todas en la última semana. Guadalajara, en la decimoséptima etapa; Toledo, en la decimonovena; y la fiesta final de Madrid.
Todos estos ciclistas, los que lucen la vitola de ser los más rápidos, deberán mostrar que son capaces de sacrificarse hasta entonces, o por el contrario optan por dejar el camino expedito a aquellos que atesoran una cierta calidad de velocistas en sus piernas pero a la vez son capaces de superar con algo más de facilidad las rampas de los puertos.
Parte o la totalidad de la respuesta podría empezar a desvelarse el jueves cuando el pelotón de la Vuelta ponga rumbo a su primer final en un puerto de primera de esta edición, ubicado en tierras turolenses. Allí les espera la inédita ascensión al Observatorio Astrofísico de Javalambre.
A partir de ahí les separan nueve jornadas, ocho etapas complicadas de montaña de diverso nivel de dificultad y una contrarreloj individual al otro lado de la frontera española, en la ciudad francesa de Pau.
