El salto base único en el mundo de Álex Villar: Así traspasa el Arco de Piedrafita
Álex Villar, profesional del salto base, ha realizado uno de los ejercicios más complejos que existen en esta especialidad. A una velocidad media que supera los 200 km/h, Villar consigue pasar con precisión milimétrica por el Arco de Piedrafita, en la Sierra de Partacua (Huesca), en el corazón del Pirineo Aragonés.
Para el neófito en la materia puede parecer que este ejercicio es fruto (únicamente) de la sed de adrenalina de quien practica esta disciplina; nada más lejos de la realidad. Antes de realizar este salto, Álex Villar tuvo que estudiar minuciosamente la orografía y las condiciones de la zona para diseñar un trayecto y una ejecución que fueran seguros.
Parte de ese estudio se puede ver aquí. En él se aprecia, con todo detalle, la elevación, las coordenadas de salida y llegada, la altura e, incluso, el equipamiento especial de Squirrel que lleva para poder volar y, en último término, detenerse y aterrizar una vez completada la hazaña.
Los detalles que lo hacen único
Dejando a un lado un parámetro evidente —el riesgo extremo—, el salto de Álex Villar tiene una serie de características que lo convierten en único. En sus propias palabras, se trata de “uno de los [saltos] más bonitos y técnicos del mundo”.
Solo un puñado de especialistas que “se cuentan con los dedos de la mano”, según Villar, pueden llevar a buen puerto un salto así. “Hay varios hándicaps —aseguró a ElDesmarque—: Hay que conseguir que el traje comience a volar a una velocidad adecuada para un planeo que permita llegar con seguridad a la entrada del Arco de Piedrafita”.
Para sumarle más emoción, “este apenas se ve desde el punto de salida, se va viendo poco a poco”, comenta el especialista. “Justo antes de llegar a la entrada [del arco] hay que esquivar unos pinos, y al salir, se realiza un ‘flare’ —maniobra para ganar altura, separarse del terreno y abrir con seguridad—”, detalla Álex Villar.
No es un salto que se pueda realizar cualquier día. En este sentido, declara que “si el salto base en sí no permite margen de error, en este caso lo llevamos al milímetro; es comprometido de principio a fin y cada secuencia de la unión tiene que en perfecta sintonía”. Reconoce que “el nivel de compromiso y concentración” es muy alto, y que solo ha podido afrontar este reto "tras años de paracaidismo y salto base".
Dedicado a su padre
Álex Villar ha dedicado este salto a su padre, José Luis Villar, fallecido a finales del mes de junio. "A mi padre le encantaba esto que hacía y hablaba siempre con mucha ilusión de mis actividades", afirma Álex, quien no tiene duda que él le ha "ayudado desde ahí arriba para poder superar con éxito este reto".
