El Tsunami fue de fútbol
Y se acabó el Clásico, pero ya falta menos para el próximo. Se aplace o no, volverá a ser un partido especial. Pero habrá más de un aficionado del Real Madrid que esta noche duerma con una pena en su cuerpo. El Barcelona se le escapó vivo, porque el Real Madrid hizo más y fue mejor. No le dio para ganar porque ambos son buenísimos. Lo son y lo serán. Un fútbol de verdad, no muchas ocasiones, pero fútbol del que uno aprende mucho. Un fútbol que deja ver cómo se compite y que ganar siempre es lo más bonito. Ese Tsunami que amenazó el Clásico fue de fútbol. Repito: de fútbol.
Sí, no hubo goles, la salsa que condimenta este deporte, pero fue un partido que dejó la boca abierta muchas veces. Un toque, un pase, una parada, una acción defensiva. Intensidad, colocación, trabajo. Un fútbol exquisito para el espectador, porque da gusto ver partidos así.
El Clásico fue caliente en el césped, pero caliente por lo bien que juegan al fútbol. No importa que las ocasiones fueran escasas, sólo ver ese ritmo y esas jugadas ya vale la pena pagar una entrada. Más aún sí sobre ese césped está un señor que se apellida Messi. Que sí, que juega andando, pero le sobran las dos piernas. Vaya espectáculo: tres balones y tres jugadas de gol.
Pero el Real Madrid no le tiene miedo a Messi. Zidane preparó un sistema ideal para desconfigurar al Barça. Al Barça, en general, porque a Messi es imposible que desaparezca. Cuando uno junta a Casemiro, Kroos y un Fede Valverde que va para top, si no lo es ya, más la ayuda de Isco, lo lógico es que ese equipo domine todo. Pero todo es todo. Y hasta al Barcelona. Valverde, sin Busquets, perdió la batalla del medio con Zidane. Uno más se nota. Y mucho.
Polémica e intensidad
Por un momento, el césped del Camp pareció inclinarse hacia el lado del Barça. Hacia la portería de Ter Stegen y casi hasta la misma línea de gol. Donde evitó Piqué un gol cantado de Casemiro poco antes de que Lenglet dejara los tacos en el muslo de Varane. Dentro del área y ya saben lo que hay si es falta a favor del atacante. Si esa acción no se revisa en el VAR... Miren las fotos y vean la señal. Un poco le tiene que picar aún a Varane.
No fue la única polémica sobre el francés, aunque menos críticas del Real Madrid tuvo otra acción de Rakitic. Más discutido ese penalti. El Barça, sufriendo sin balón, arrancó con genio alguna contra cuando Messi dijo aquí estoy yo. Ramos salvó un gol sobre la línea y Jordi Alba perdonó tras un pase mágico del argentino. Cada vez que el 10 coge la pelota... Es una maravilla, seas del equipo que seas.
El choque salió medio dormido tras el descanso, pero fue sólo una cabezadita. El Real Madrid volvió a coger el timón y el Barça empezó a escuchar algunos pitos de su grada. Y los pitos no iban por la independencia ni por todo ese revuelo que iba a haber y que al final quedó en un puñado de balones amarillos sobre el césped. No pongo el número de balones porque la imagen del partido se fue al aire. La mejor idea. El Tsunami político se quedó en mar en calma.
Una contra blanca acabó en un disparo de Bale que se fue por poco. El galés sí marcó después, pero un milimétrico fuera de juego de Mendy, con la intervención del VAR, rompió la alegría del Real Madrid. El Barça apenas inquietó a Courtois, sólo cuando cogía el balón Messi, el que parece que no está, pero claro que está, el Real Madrid sufría. No mucho, hay que decir siempre la verdad. Vaya trabajo de Casemiro y Valverde en las ayudas. Geniales.
Y el Clásico se fue apagando pero sin perder la intensidad. El Barça pareció dar el punto por bueno, al fin y al cabo sigue líder, pero sabe que este Real Madrid quiere otra vez LaLiga. Que no tiene a Messi, pero sí hambre. Y mucho fútbol. Tanto o más que el propio Barça. Si alguien está aburrido, y le da igual no ver goles, que se ponga otra vez este Clásico. Claro que hubo Tsunami, pero de fútbol.
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