La pintada de un vecino de Barcelona al coche de una sanitaria: "Rata contagiosa"
La crisis del coronavirus está provocando distintas reacciones en España. Desde el primer día, uno se los sectores que más se ha valorado por parte de la población es el de los sanitarios. Millones de personas salen a las 20.00 horas a los balcones a aplaudir su labor, pero también hay quien luego, a la espalda, aprovecha la más mínima para intentar alejarlos de sus casas.
El último caso, que no el único, se ha visto en Barcelona. Tal y como informa EFE, una médica ginecóloga bajó al garaje comunitario de su urbanización para dirigirse a su centro de trabajo, en el hospital. En ese momento se encontró un duro mensaje pintado con spray y que ocupaba todo el lateral del coche: "Rata contagiosa". Negro sobre blanco, para que se viera aún mejor.
Una médica ginecóloga de Barcelona se ha encontrado este mensaje pintado en su coche cuando ha bajado al garaje comunitario de su urbanización para ir a trabajar a su hospital... Desde #EFEsalud denunciamos esta indignidad humana y apoyamos a tod@s l@s profesionales sanitari@s pic.twitter.com/EnFVe2ZoyR
— EFEsalud (@efesalud) April 14, 2020
Los sanitarios, expuestos, aplaudidos... y criticados
No es la primera vez que se dan casos similares a este. Durante los últimos días se han visto varios carteles en distintas comunidades de vecinos en los que viven sanitarios, policías o cajeros que intentan alejar a estas personas del edificio. Hay quienes les responden, aunque otros prefieren callar.
Entienden algunos vecinos que se trata de personas con un riesgo muy alto de contagio, ya que está expuestas a contraer el coronavirus en primera línea. En su mayoría, este tipo de personas corresponden también a grupos de riesgo, ya sea mayores de edad o padres con hijos pequeños.
Se trata, por suerte, de las excepciones. Buena parte de la población, por otro lado, se ha ofrecido incluso para ayudar a estos trabajadores, ya sea haciéndoles la compra o colaborando como buenamente puedan. Sanitarios, policías o reponedores en el supermercado que además de estar a pie del cañón en su trabajo, vuelven a casa y encuentran reproches en vez de agradecimiento.