Rafa Muñoz, del récord mundial de natación a dos intentos de suicidio: "Un psicólogo me salvó la vida"
El 70% de los deportistas sufre algún problema de salud mental a lo largo de su vida, según un estudio el estudio ‘Deporte y Ansiedad’ realizado por la farmacéutica Schwabe. Depresión, trastornos alimenticios, problemas de ansiedad o el intento de suicidio están presentes en silencio en el deporte de élite. Hoy, en el Día Mundial de la Salud Mental, ElDesmarque habla con el nadador Rafa Muñoz. Un cordobés que batió un récord del mundo con solo 20 años y le provocó un proceso depresivo grave que le llevó a dos intentos de suicidio.
“¿Cómo te hundes en la miseria cuando eres el más rápido del mundo?”, se pregunta el ex nadador al recordar aquellos meses. Rafa Muñoz era el joven más prometedor de la natación internacional. Con solo 16 años, se marchó de casa para soñar en grande: “Cada vez que me iba más lejos de mi casa, mis sueños eran más grandes”. Un reto que le llevó a Marsella junto al entrenador Romain Barnier.
El técnico francés tenía claro que Muñoz era un diamante en bruto y que no tardaría en destacar: “Al llegar, me dijo que íbamos a entrenar para conseguir el récord del mundo. Llegué en octubre de 2008 y en abril de 2009 lo conseguí”. Una marca de 22.43 en la prueba de los 50 mariposa, rompiendo el registro del gran sudafricano Roland Schoeman, que ponía el foco sobre el joven nadador español: “La magnitud de hacer un récord del mundo, ese boom… caló muy mucho en mí e hizo que cayera en un cuadro depresivo”.
El impacto del éxito
Al contrario de lo que pueda parecer, el salto a ser el mejor no siempre es lo que se soñaba: “Hay dos tipos de personas: lo que saben sacar rendimiento al éxito y los que no saben o han aprendido a sacárselo… y yo no supe. Me agobié y hundí”. La plusmarca mundial provocó un trastorno mental grave en el cordobés que, en un primer momento, se refugió en la bebida: “Me llevó a caer en el alcohol, bebía mucho… No ves la luz, no ves salida y cada día bebes y bebes. Te ves tan saturado que no le ves salida a nada. No le ves sentido a tu vida, a lo que has hecho, a lo que haces”. El alcohol era el primer paso.
“Entras en un estado destructivo, que ves que tu entorno te quiere ayudar y tú te sientes como enfadado porque no quieres que te ayuden. Quieres que te dejen en paz y poner fin”. Rafa Muñoz intentó suicidarse en dos ocasiones durante aquel año. “Te dices, es que no quiero continuar, lo quiero mandar todo a la mierda”.
Rafa Muñoz solo tenía 20 años
“Yo tenía 20 años. Que un deportista que estaba en pleno apogeo de su carrera deportiva quiera quitarse la vida, hostia…”, recuerda el nadador que deja entrever en sus recuerdos los momentos más complicados: “Creen que por entrenar 8 horas diarias tienes un armazón y eres insensible, indestructible. Yo seré indestructible a nivel físico, pero a nivel mental puede ser más débil que cualquiera. Está bien que nos quieran poner de superhéroes, pero esos superhéroes se quitan la capa y dejan ver las debilidades”.
El testimonio de Muñoz es un ejemplo más de “lo que no se ve” en el deporte de élite. Cientos de casos a nivel mundial, desde Andrés Iniesta antes del Mundial de 2010 a Simone Biles en los pasados Juegos Olímpicos de Tokio, han impactado al mundo con su testimonio. Unas palabras que pueden ser clave para dar, por fin, la importancia que merece: “Que yo haya podido salir y pueda estar hablando aquí, a lo mejor hace que la prensa y las entidades deportivas lo tienen cada vez más en cuenta. Así sabemos que en el deporte tiene cabida el estar depresivo, igual que una lesión. Una lesión mental”.
Una realidad del deporte de élite que es demasiadas veces tapada u olvidada. El esfuerzo, la presión, la exigencia y la exposición pública provoca cada año decenas de casos. Ausencias que nadie explica, baja sin motivo aparente y retiradas prematuras sin respuesta conviven a la sombra de unos problemas mentales para los que casi nadie está preparado a afrontar: “El deporte te hace mejor persona y mejor deportista pero también te puede destruir”.