¡Cuidado con el Mazda CX-30! (no te lo cuentan y deberías saberlo)

En Mazda saben muy bien cuales son sus puntos fuertes. El problema, que se evidencia de nuevo en el Mazda CX-30, es que a veces olvidan cuales son sus puntos débiles. En el caso del nuevo SUV japonés se evidencia de forma clara.

Por un lado tenemos lo mejor que suele ofrecer Mazda: su diseño. Cuesta mucho trabajo encontrar en el mercado actual un SUV tan bonito y elegante como este Mazda CX-30. Con el nuevo lenguaje de diseño Kodo que ya introdujeron los nipones con el Mazda 3, este SUV de tamaño medio es “precioso”, como aseguran muchos en las redes sociales.

Un nuevo SUV que se sitúa a medio camino entre el CX-3 y el CX-5 y que, al margen de su espectacular diseño y de los muchos aplausos que se ha llevado, tiene también un problema. Y no es precisamente un problema menor.

El problema del Mazda CX-30

Y es que no es otro que el motor que se supone que va a convertirse en el más vendido de todos, el SkyActive 2.0 de 122 caballos de potencia, el que no cuenta con la potencia necesaria para ciertas situaciones.

Obviamente este CX-30 con este motor funciona de lujo si nuestra conducción es relajada, progresiva en cuanto a pisar el acelerador y tranquila. Sin embargo, no son pocos los que ya tienen uno que avisan que en ciertas situaciones, cuando se necesita potencia, esta brilla por su ausencia, al menos en esta versión de 122 caballos.

Si bien es cierto que Mazda tiene otra versión más potente, de 200 caballos, resulta cuanto menos problemático que el motor que está destinado a ser el más popular no cuente con el brío necesario en ciertas ocasiones.

Eso sí, si nuestra idea es la de hacernos con este Mazda CX-30 para una conducción relajada y tranquila, este SkyActive de 122 caballos es un motor ideal. Si queremos poder contar con un plus, deberemos optar a versiones más potentes.